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CALENDARIO
LITÚRGICO
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LITÚRGICOS
Febrero
2025

Textos
de los Evangelios de la liturgia y poesías relacionadas con ellos
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(Día 1, febrero, sábado,
Mc 4,35-41)
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Marcos 4,35-41 - "¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le
obedecen!" - Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
"Vamos a la otra orilla". Dejando a la gente, se lo llevaron en
barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un
fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi
llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: "Maestro, ¿no te importa que nos
hundamos?" Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:
"¡Silencio, cállate!" El viento cesó y vino una gran calma. Él
les dijo: "¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?" Se
quedaron espantados y se decían unos a otros: "¿Pero quién es
éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!" |
No se ahogue mi esperanza
Jesús calma las tormentas

(Día
2, febrero, domingo, Lc 2,22-32. La Presentación del Señor)
Jornada de la vida consagrada
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Lucas 2,22-40 - "Mis ojos han visto a tu - Cuando llegó el tiempo
de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús
lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo
con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será
consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la
ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones". Vivía
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y
piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu
Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu
Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor.
Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el
niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la
ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora,
Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y
gloria de tu pueblo Israel". Su padre y su madre estaban
admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo,
diciendo a María, su madre: "Mira, éste está puesto para que
muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera
discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a
ti, una espada te traspasará el alma". Había también una
profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una
mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada,
y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del
templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones.
Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del
niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y,
cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba
creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la
gracia de Dios lo acompañaba. |
La
presentación del Niño Jesús en el templo
La
presentación del Niño Jesús en el templo, en mp3, recitada por la autora
Tu
llama de amor viva, Virgen María
Alma consagrada
El sacerdote
Paz conventual
Santa sencillez
Santa sencillez, en mp3, recitada por
la autora

(Día 3, febrero,
lunes, Mc 5,1-20. Nuestra Señora de Suyapa)
Marcos 5,1-20 - "Espíritu inmundo, sal de este hombre"
-En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron
a la orilla del lago, en la región de los gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el
cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre
poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya
nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con
cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y
destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para
domarlo. Se pasaba el día y la noche en los
sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con
piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se
postró ante él y gritó a voz en cuello: "¿Qué tienes
que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por
Dios te lo pido, no me atormentes." Porque Jesús le
estaba diciendo: "Espíritu inmundo, sal de este
hombre." Jesús le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Él
respondió: "Me llamo Legión, porque somos muchos." Y
le rogaba con insistencia que no los expulsara de
aquella comarca. Había cerca una gran piara de
cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus
le rogaron: "Déjanos ir y meternos en los cerdos."
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron
del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara,
unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y
se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a
correr y dieron la noticia en el pueblo y en los
cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se
acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había
tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio.
Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les
contaron lo que había pasado al endemoniado y a los
cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país.
Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que
lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió,
sino que le dijo: "Vete a casa con los tuyos y
anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su
misericordia." El hombre se marchó y empezó a
proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho
con él; todos se admiraban.
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Llegaste a mi otra
orilla - Libérame de humano precipicio
Por
el azul se llega a Galilea
Por
el azul se llega a Galilea, en mp3, recitada por la autora
Acércate,
Señor
Acércate,
Señor, en mp3, recitada por la autora
No importa
No importa,
en mp3, recitada por la autora
Nuestra Señora de Suyapa
Nuestra Señora
de Suyapa, en mp3, recitada por la autora

(Día
4, febrero, martes,
Mc 5,21-43)
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Marcos 5,21-43 - "Contigo
hablo, niña, levántate" - En aquel tiempo, Jesús atravesó de
nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su
alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la
sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies,
rogándole con insistencia: "Mi niña está en las últimas; ven,
pon las manos sobre ella, para que se cure y viva". Jesús se fue
con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una
mujer que padecía flujos de sangre desde hacia doce años. Muchos
médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se
había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar,
se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por
detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo
tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de
sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús,
notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en
medio de la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?".
Los discípulos le contestaron: "Ves como te apretuja la gente y
preguntas: ¿Quién me ha tocado?" Él seguía mirando alrededor,
para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y
temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los
pies y le confesó todo. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha curado.
Vete en paz y con salud". Todavía estaba hablando, cuando
llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: "Tu hija
se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?" Jesús alcanzó
a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: "No
temas; basta que tengas fe". No permitió que lo acompañara
nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto
de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo:
"¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta,
está dormida". Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y,
con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró
donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: "Talitha
qumi" (que significa: "Contigo hablo, niña, levántate"). La niña
se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y
se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se
enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña. |
Dime: Talita Kum - Me
curaste - El cuenco divino de tus manos
Tengo fe
Tengo fe,
en mp3, recitada por la autora
Gotas de fe
Sangre y muerte
Sangre y muerte, en mp3, recitada por la autora
El yugo de la arcilla
Es oración
Es oración,
en mp3, recitada por la autora

(Día 5, febrero, miércoles, Mc 6,1-6)
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Marcos 6,1-6 - "No desprecian a un profeta más que en su tierra"
- En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus
discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la
sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: "¿De
dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado?
¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el
hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus
hermanas ¿no viven con nosotros aquí?" Y esto les resultaba
escandaloso. Jesús les decía: "No desprecian a un profeta más
que en su tierra, entre sus parientes y en su casa". No pudo
hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos
imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y
recorría los pueblos de alrededor enseñando. |
Nadie es profeta en su tierra
Nadiee s profeta en su tierra,
recitada por la autora
Virgen María, hoy se cumple la escritura
Virgen María, hoy se cumple
la escritura, recitada por la autora

(Día
6, febrero, jueves, Mc 6,7-13)
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Marcos 6,7-13 - Entonces
llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre
los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el
camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que
fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les
dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el
momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no
los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus
pies, en testimonio contra ellos». Entonces fueron a predicar,
exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y
curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. |
Discípulos de Cristo, id y
predicad
Discípulo
Discípulo, en
mp3, recitada por la autora
Deseo
Deseo, en mp3,
recitada por la autora
Tu voz
Tu voz, en mp3, recitada por la autora autora
Soy lo que soy, Señor
Soy lo que soy, Señor, en mp3,
recitada por la autora
Peregrino
de infinito
Peregrino
de infinito, en mp3, recitada por la autora
Encuentro
Encuentro, en
mp3, recitada
por la autora
Dame tu luz
Dame tu luz, Señor, en mp3, recitada por
la autora
Penitencia de ceniza
Penitencia de ceniza, en mp3,
recitada por la autora

(Día 7, febrero,
viernes, Mc 6,14-29)
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Marcos 6,14-29 - "Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado"
´En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el
rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: "Juan Bautista ha
resucitado, y por eso los poderes actúan en él". Otros decían:
"Es Elías". Otros: "Es un profeta como los antiguos". Herodes,
al oírlo, decía: "Es Juan, a quien yo decapité, que ha
resucitado". Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo
había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes
se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan
le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no
acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan,
sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía.
Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con
gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio
un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente
principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó,
gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la
joven: "Pídeme lo que quieras, que te lo doy". Y le juró: "Te
daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". Ella
salió a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" La madre le
contestó: "La cabeza de Juan, el Bautista". Entró ella en
seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: "Quiero que
ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el
Bautista". El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y
los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un
verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la
cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la
joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus
discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron. |
Juan abrió las
veredas
Juan
abrió las veredas, en mp3, recitada por la autora
Juan Bautista
Juan
Bautista, en mp3, recitada por la atora
Alma bienaventurada
Alma bienaventurada,
en mp3, recitada por la autora
Discípulo
Discípulo, en
mp3, recitada por la autora

(Día
8, febrero, sábado,
Mc 6,30-34)
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Marcos 6,30-34 - Los
Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que
habían hecho y enseñado. El les dijo: «Vengan ustedes solos a un
lugar desierto, para descansar un poco». Porque era tanta la
gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al
verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades
acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció
de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo
enseñándoles largo rato. |
Tu amor
Tu
amor,
en mp3, recitada por la autora
Deseo
Deseo, en mp3,
recitada por la autora

(Día
9, febrero, domingo, Lc 5,1-11)
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Lucas 5,1-11 -
Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la
gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando
vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores
habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de
las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de
tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad
vuestras redes para pescar». Simón le respondió: «Maestro, hemos
estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en
tu palabra, echaré las redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran
cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.
Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que
vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos
barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a
las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy
un hombre pecador». Pues el asombro se había apoderado de él y
de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían
pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que
eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde
ahora serás pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas
y, dejándolo todo, le siguieron. |
Red de amor
La vida
La vida, en mp3, recitada por la autora
Discípulo
Discípulo,
en mp3,
recitada por
la autora
Deseo
Deseo, en mp3,
recitada por la autora
Soy lo que soy, Señor
Soy lo que soy, Señor, en mp3,
recitada por la autora
Peregrino
de infinito
Peregrino
de infinito, en mp3, recitada por la autora
Encuentro
Encuentro, en
mp3, recitada
por la autora
Dame tu luz
Dame tu luz, Señor, en mp3, recitada por
la autora
Acércate,
Señor
Acércate,
Señor, en mp3, recitada por la autora
Lúcido vacío
Lúcido vacío,
en mp3, recitada
por la autora
Jarchya de amor
Tu río
Odalisca del Rayo

(Día
10, febrero, lunes, Mc 6,53-56)
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Marcos 6, 53-56 - "Los
que lo tocaban se ponían sanos" -
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos,
terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron.
Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a
recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde
estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea
o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la
plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su
manto; y los que lo tocaban se ponían sanos. |
Encuentro
Encuentro, en
mp3, recitada
por la autora
Hospitales
¡Qué solos se quedan los viejos!
¡Qué solos se quedan los viejos!,
en mp3, recitada por la autora
¡Dejadme vivir aún!
En recuerdo a la madre
En recuerdo a la madre, en mp3,
recitada por la autora
Encuentro
Encuentro, en
mp3, recitada
por la autora
Dame tu luz
Dame tu luz, Señor, en mp3, recitada por
la autora

(Día
11, febrero, martes, Jn 2,1-11. Nuestra
Señora de Lourdes)
Jornada Mundial del Enfermo
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Juan 2,1-11
- Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea,
y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con
sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo:
«No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que
ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo
a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga». Había allí
seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de
los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo
a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron
hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al
encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el
agua cambiada en vino y como ignoraba su o rigen, aunque lo
sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo
y les dijo: «Siempre se sirve primero el bu en vino y cuando
todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en
cambio, has guardado el buen vino hasta este momento». Este fue
el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea.
Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él. |
Evangelio de San Juan.
Capítulo II
María, vuelve
a casa Jesús, vais a una boda
Nuestra Señora de Lourdes
Antes que la luz de la alborada, tú, María
Especial Virgen María
Oraciones a la Virgen María
Poesías a la Virgen, en pps
Hospitales
¡Qué solos se quedan los viejos!
¡Qué solos se quedan los viejos!,
en mp3, recitada por la autora
¡Dejadme vivir aún!

(Día
12, febrero, miércoles, Mc 7,14-23)
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Marcos 7,14-23 - Y Jesús, llamando otra vez a la
gente, les dijo: «Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna
cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo
hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene
oídos para oír, que oiga!». Cuando se apartó de la multitud y
entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido
de esa parábola. El les dijo: «¿Ni siquiera ustedes son capaces
de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en
el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al
vientre, y después se elimina en lugares retirados?». Así Jesús
declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: «Lo
que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del
interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las
malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las
deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el
desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son
las que manchan al hombre». |
Acércate,
Señor
Acércate,
Señor, en mp3, recitada por la autora
Encuentro
Encuentro, en
mp3, recitada
por la autora
Penitencia de ceniza
Penitencia de ceniza, en mp3,
recitada por la autora
Peregrino
de infinito
Peregrino
de infinito, en mp3, recitada por la autora
Lúcido vacío
Lúcido vacío,
en mp3, recitada
por la autora
Deseo
Deseo, en mp3,
recitada por la autora
Dame tu luz
Dame tu luz, Señor, en mp3, recitada por
la autora
Jarchya de amor
Tu río
Odalisca del Rayo
Tu amor
Tu
amor,
en mp3, recitada por la autora
Alborada
del perdón
Alborada
del perdón, en mp3, recitada por la autora
Diluvio
del perdón
Diluvio
del perdón, en mp3, recitada por la autora
Una sola ofrenda
Una sola ofrenda,
en mp3, recitada por la autora
No
permitas, Señor
No
permitas, Señor, en mp3, recitada por la autora

(Día
13, febrero, jueves, Mc 7,24-30)
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Marcos 7,24-30 - "Los
perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los
niños" -
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.
Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo
consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu
impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los
pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que
echase el demonio de su hija. Él le dijo: "Deja que coman
primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de
los hijos". Pero ella replicó: "Tienes razón, Señor; pero
también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que
tiran los niños". Él le contestó: "Anda, vete, que, por eso que
has dicho, el demonio ha salido de tu hija", Al llegar a su
casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se
había marchado. |
Escucha mi grito
La vida
La vida, en mp3, recitada por la autora
Encuentro
Encuentro, en
mp3, recitada
por la autora
Dame tu luz
Dame tu luz, Señor, en mp3, recitada por
la autora
Mis mezquitas
La
tempestad
El eco del mundo
El eco del mundo, en mp3, recitada
por la autora
La vida
La vida, en mp3, recitada por la autora
Acércate,
Señor
Acércate,
Señor, en mp3, recitada por la autora

(Día
14, febrero, viernes,
Lc 10,1-9.
San Valentín. Día de los enamorados)
Fiesta de San Cirilo y San Metodio,
patronos de Europa
|
Lucas 10,1-9 - Después de esto, el Señor designó
a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo
precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y
les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son
pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores
para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de
lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se
detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa,
digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!». Y
si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre
él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma
casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja
merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades
donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a
sus enfermos y digan a la gente: «El Reino de Dios está cerca de
ustedes». |
Discípulos de Cristo, id y predicad
Discípulo
Discípulo, en
mp3, recitada por la autora
Deseo
Deseo, en mp3,
recitada por la autora
Tengo
fe
Tengo
fe, en mp3, recitada por la autora
Día
del amor
Día
del amor, en mp3, recitada por la autora
Hoy
llueve
Hoy
llueve, en mp3, recitada por la autora
Es
amor
Es
amor, en mp3, recitada por la autora
¡Qué
lejos del amor esos amores!
¡Qué
lejos del amor esos amores!, en mp3, recitada por la autora
La boda
La boda, en mp3,
recitada por la autora
Separación
Separación,
en mp3, recitada por la autora
Falso amor
Vida
sin amor
Vida
sin amor, en mp3, recitada por la autora
La vida
La vida, en mp3, recitada por la autora
Algo
etéreo
Algo
etéreo, en mp3, recitada por la autora
Adoro
tus arrugas, amigo y compañero
Adoro tus arrugas, en mp3, recitada
por la autora
Tesoros
del pasado
Tesoros
del pasado,
en mp3, recitada por la autora
Gotas
de amor
Gotas
de amor,
en mp3, recitada por la autora
(Hay
más poesías sobre el amor en Poesía Vital)
El eco del mundo
El eco del
mundo, en
mp3,
recitada por
la autora
Tu amor
Tu
amor,
en mp3, recitada por la autora
Eres mi amor

(Día 15, febrero,
,sábado Mc 8,1-10)
|
Marcos 8,1-10 - "La
gente comió hasta quedar satisfecha" -
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no
tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me
da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no
tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se
van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde
lejos." Le replicaron sus discípulos: "¿Y de dónde se puede
sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden
satisfechos?". Él les preguntó: "¿Cuántos panes tenéis?". Ellos
contestaron: "Siete". Mandó que la gente se sentara en el suelo,
tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió
y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos
los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces;
Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente
comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron
llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los
despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la
región de Dalmanuta. |
Tus divinos dones - Derramas la ternura - Tú sientes compasión
Señor, toma mis panes y mis peces

(Día 16, febrero,
domingo, Lc 6,17-20.
Campaña
contra el hambre en el mundo)
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Lucas 6,17.20 - Al bajar con ellos se detuvo
en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran
muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y
de la región costera de Tiro y Sidón. Entonces Jesús, fijando la
mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres,
porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que
ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes,
los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando
los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los
proscriban, considerándolos infames y los proscriban,
considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense
y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes
será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos
trataban a los profetas! Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque
ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están
satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que
ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de
ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres
de ellos traban a los falsos profetas! |
Alma bienaventurada
No
importa
No
importa, en mp3, recitada por la autora
El eco del mundo
El eco del mundo, en mp3, recitada
por la autora
La vida
La vida, en mp3, recitada por la autora

(Día
17, febrero, lunes, Mc 8,11-13)
|
Marcos
8,11-13 - "¿Por qué esta generación reclama un signo?" - En
aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a
discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo
del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: "¿Por qué esta
generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un
signo a esta generación". Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue
a la otra orilla. |

(Día
18, febrero, martes,
Mc 8,14- 21)
|
Marcos 8,14-21 - Los discípulos se habían
olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca.
Jesús les hacía esta recomendación: «Estén atentos, cuídense de
la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes». Ellos
discutían entre sí, porque no habían traído pan. Jesús se dio
cuenta y les dijo: «¿A qué viene esa discusión porque no tienen
pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la
mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No
recuerdan cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando
repartí cinco panes entre cinco mil personas?». Ellos le
respondieron: «Doce». «Y cuando repartí siete panes entre cuatro
mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?».
Ellos le respondieron: «Siete». Entonces Jesús les dijo:
«¿Todavía no comprenden?». |
Acércate,
Señor
Acércate,
Señor, en mp3, recitada por la autora
Gotas
de fe
Dame tu luz
Dame tu luz, Señor, en mp3, recitada por
la autora
Todo me lleva a
Ti
Todo me lleva a
Ti, en mp3, recitada por la autora
Encuentro
Encuentro,
en mp3, recitada por la autora
Deseo
Deseo,
en mp3, recitada
por la autora
El
filo de la vida
El
filo de la vida,
en mp3, recitada por la autora

(Día
19, febrero, miércoles, Mc 8,22-26)
|
Marcos 8,22-26 - Cuando llegaron a Betsaida, le
trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara. El tomó al ciego
de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de
ponerla saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le
preguntó: «¿Ves algo?». El ciego, que comenzaba a ver, le
respondió: «Veo hombres, como si fueran árboles que caminan».
Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre
recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el
pueblo».
|
Señor, que vea
Dame tu luz
Dame tu luz, Señor, en mp3, recitada por
la autora
Tengo
fe
Tengo
fe, en mp3, recitada por la autora
Gotas de fe
Todo me lleva a
Ti
Todo me lleva a
Ti, en mp3, recitada por la autora

(Día
20, febrero, jueves, Mc 8,27-33)
|
Marcos 8,27-33 - Jesús salió con sus discípulos
hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les
preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?. Ellos le
respondieron: «Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros,
Elías; y otros, alguno de los profetas». «Y ustedes, ¿Tú eres el
Mesías». Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada
acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre
debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos
sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y
resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda
claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero
Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió,
diciendo: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus
pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». |
Encuesta de opinión

(Día
21, febrero, viernes, Mc 8,34;9.1)
|
Marcos 8,34 - 9,1 - "Tomar
la cruz y seguir a Jesús" -
«Y llamando a la gente a que se reuniera con sus
discípulos, les dijo: El que quiera venirse conmigo, que
reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y entonces me siga.
Porque si uno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, el
que pierda su vida por mí y por la buena noticia, la salvará. Y
luego, ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si le falta
la vida? Pues ¿qué podrá dar para recobrarla? Además, si uno se
avergüenza de mí y de mis palabras entre la gente ésa, idólatra
y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él
cuando venga con la gloria de su Padre |

(Día
22, febrero, sábado, Mt 16, 13-19. Cátedra de Pedro)
|
Mateo 16, 13-19 - "
Llegado Jesús a la región de
Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién
dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron:
«Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que
Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién
decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el
Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado
eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la
carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a
mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates
en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la
tierra quedará desatado en los cielos».
|
Encuesta de opinión
Encuesta de opinión, en mp3, recitada
por la autora

(Día 23, febrero,
domingo, Lc 6,27-38)
|
Lucas 5,27-38 - Les digo a
ustedes que me escuchan: Amen a sus
enemigos, hagan el bien a los que los odian.
Bendigan a los que los maldicen, rueguen por
lo que los difaman. Al que te pegue en una
mejilla, preséntale también la otra; al que
te quite el manto, no le niegues la túnica.
Dale a todo el que te pida, y al que tome lo
tuyo no se lo reclames. Hagan por lo demás
lo que quieren que los hombres hagan por
ustedes. Si aman a aquellos que los aman,
¿qué mérito tienen? Porque hasta los
pecadores aman a aquellos que los aman. Si
hacen el bien a aquellos que se lo hacen a
ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen
también los pecadores. Y si prestan a
aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué
mérito tienen? También los pecadores prestan
a los pecadores, para recibir de ellos lo
mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y
presten sin esperar nada en cambio. Entonces
la recompensa de ustedes será grande y serán
hijos del Altísimo, porque él es bueno con
los desagradecidos y los malos. Sean
misericordiosos, como el Padre de ustedes es
misericordioso. No juzguen y no serán
juzgados; no condenen y no serán condenados;
perdonen y serán perdonados. Den, y se les
dará. Les volcarán sobre el regazo una buena
medida, apretada, sacudida y desbordante.
Porque la medida con que ustedes midan
también se usará para ustedes». Les hizo
también esta comparación: «¿Puede un ciego
guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un
pozo? |

(Día
24, febrero, lunes, Mc 9,14-29)
|
Marcos 9,4-29 - Cuando volvieron a donde estaban
los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran
multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la
multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a
saludarlo. El les preguntó: «¿Sobre qué estaban discutiendo?».
Uno de ellos le dijo: «Maestro, te he traído a mi hijo, que está
poseído de un espíritu mudo. Cuando se apodera de él, lo tira al
suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus
dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo
expulsaran pero no pudieron». «Generación incrédula, respondió
Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré
que soportarlos? Tráiganmelo». Y ellos se lo trajeron. En cuanto
vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó
al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca. Jesús le
preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que está así?». «Desde
la infancia, le respondió, y a menudo lo hace caer en el fuego o
en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de
nosotros y ayúdanos». «¡Si puedes...!», respondió Jesús. «Todo
es posible para el que cree». Inmediatamente el padre del niño
exclamó: «Creo, ayúdame porque tengo poca fe». Al ver que
llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole:
«Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas
más». l demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de
él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: «Está
muerto». Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño
se puso de pie. Cuando entró a la casa y quedaron solos, los
discípulos le preguntaron: «¿Por qué nosotros no pudimos
expulsarlo?». El les respondió: «Esta clase de demonios se
expulsa sólo con la oración». |

(Día
25, febrero, martes,
Mc 9,30-37)
|
Marcos
9,30-37 - "El Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera
ser el primero, que sea el último de todos" - En aquel tiempo,
Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron
Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo
a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de
muerto, a los tres días resucitará". Pero no entendían aquello,
y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez
en casa, les preguntó: "¿De qué discutíais por el camino?" Ellos
no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el
más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
"Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el
servidor de todo". Y, acercando a un niño, lo puso en medio de
ellos, lo abrazó y les dijo: "El que acoge a un niño como éste
en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a
mí, sino al que me ha enviado". |
Como una
niña, Madre del Cielo
Como
una niña, Madre del Cielo; en mp3, recitada por la autora
No permitas, Señor
No
permitas, Señor, en mp3, recitada por la autora

(Día 26, febrero,
miércoles, Mc
9,38-40)
|
Marcos 9,38-40 - Dijo Juan a Jasús: «Maestro,
hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y
tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros». Pero
Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un
milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está
contra nosotros, está con nosotros. |
Encuentro
Encuentro, en
mp3, recitada
por la autora
No permitas, Señor
No
permitas, Señor, en mp3, recitada por la autora
Me coronas rey de la
materia
Me coronas rey de la
materia, en mp3, recitada por la autora
Mis mezquitas

(Día 27, febrero,
jueves,
Mc 9,41-50)
|
Marcos 9,41.50 - Dijo Jesús: Les aseguro que no
quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua
por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien
llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe,
sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de
moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de
pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que
ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Y si
tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale
entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a
la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo,
porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios,
que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano
no muere y el fuego no se apaga. Porque cada uno será salado por
el fuego. La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve
insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes
mismos y vivan en paz unos con otros». |
Arranca, Señor, mis piedras de molino
Arranca, Señor, mis piedras de
molino, en mp3, recitada por la autora
Peregrino
de infinito
Peregrino
de infinito, en mp3, recitada por la autora
Te cantan hoy mis cítaras templadas
Te cantan hoy mis cítaras
templadas, en mp3, recitada por la autora
Mis mezquitas
Él es...
Él
es...,
en mp3, recitada por la autora
Tengo
fe
Tengo
fe, en mp3, recitada por la autora

(Día 28, febrero,
viernes, Mc 10,1-12)
|
Marcos 10,1-12 - Jesús fue a
la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió
nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les
estuvo enseñando una vez más. Se acercaron algunos fariseos y,
para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito
al hombre divorciarse de su mujer?». El les respondió: «¿Qué es
lo que Moisés les ha ordenado?». Ellos dijeron: «Moisés permitió
redactar una declaración de divorcio y separarse de ella».
Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta
prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero
desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre y los dos no
serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una
sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a
preguntar sobre esto. El les dijo: «El que se divorcia de su
mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si
una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también
comete adulterio». |
La boda
La boda, en mp3,
recitada por la autora
Separación
Separación,
en mp3, recitada por la autora
Falso amor
Vida
sin amor
Vida
sin amor, en mp3, recitada por la autora

Calendario Litúrgico

¡Qué solos se quedan los viejos!
¡Qué solos se quedan los viejos!,
en mp3, recitada por la autora
¡Dejadme vivir aún!
En recuerdo a la madre
En recuerdo a la madre, en mp3,
recitada por la autora
Toma, Señor, mis panes y mis peces
Toma, Señor, mis panes y
mis peces, en mp3, recitada por la
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