De: Tu nieto
Enviado el: 29 de noviembre
Número: 88
Para: Mi abuelo
Asunto: Felicitaciones
navideñas
Me has explicado muy bien lo
que son los anticonceptivos y el amor de Dios a las
criaturas.
Ya estoy recibiendo
felicitaciones navideñas, está llena la bandeja de
entrada. Es una lata, aunque reconozco que agrada
saber que hay amigos fieles. También recibo mucha
propaganda en mi correo, los famosos spam. La tele
se llena de anuncios incitando a comprar todo lo que
ofrecen. Los días antes de la Navidad no me agradan
(ahora casi podría decirse los meses, porque se
adelanta la publicidad para aumentar las ventas…).
Los que me gustan son Noche Buena, Navidad, Año
Nuevo y Reyes. Estos días son verdaderamente
familiares. Cuando era pequeño esperaba a los Reyes
Magos con gran ilusión. Debo agradecer a mis padres
y a toda la familia haber logrado momentos felices
para el recuerdo. Ya soy algo mayor, pero aún espero
con ilusión los regalos que todos los años me
hacéis.
Me da un gran dolor saber que
hay niños que lo pasan mal en esos días. Debemos
colaborar a que no sea así. Sé que hay instituciones
y empresas que ayudan, también se hacen programas de
TV para recoger fondos y aplicarlos a comprar
regalos para los niños pobres. Sin embargo, lo que
debería suceder es que no los hubiera. Creo que un
buen gobierno sabría evitar la existencia de la
pobreza. Jesucristo dijo que siempre habrá pobres
¿lo dijo porque conocía la naturaleza humana…?
Tío Ernesto ya ha salido de la
cárcel, queda pendiente de un juicio o algo
parecido, no sé exactamente lo que ha pasado, nadie
lo comenta. De todas formas él ya no vive en casa
con la tía, vive en su apartamento. No volví a
espiarle, así que no sé si está con su amante o
solo.
Tengo ganas de que lleguen las
fiestas y darte un fuerte abrazo.
Te quiere, tu nieto

De: Tu abuelo
Enviado el: 30 de noviembre
Número: 89
Para: Mi nieto
Asunto: Navidad. Oraciones e
indulgencias
Tienes razón en lo que dices
sobre las fiestas navideñas. Estoy de acuerdo en que
se reciben muchos mensajes, algunos no deseados, y
en que son días bonitos, muy familiares,
principalmente en las fechas concretas de Noche
Buena, Navidad, Año Nuevo y Reyes.
Dijo el Papa Francisco que la
Navidad no es solo una celebración temporal o bien
el recuerdo de algo bello: “La Navidad es algo más:
nosotros vamos por este camino para encontrarnos con
el Señor. ¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos
para encontrarlo: encontrarlo con el corazón, con la
vida; encontrarlo vivo, como Él está; encontrarlo
con fe. No es fácil vivir con la fe… Este es el
encuentro que nosotros queremos: ¡el encuentro de la
fe! y es importante dejarnos encontrar por Él y
tener el corazón abierto, ¡para que Él me encuentre!
Y me diga lo que quiere decirme, ¡que no es siempre
lo que yo quiero que me diga! Él es el Señor y Él me
dirá lo que tiene para mí, porque el Señor no nos
mira a todos juntos, como una multitud. No ¡no! Nos
mira a cada uno a la cara, a los ojos, porque el
amor no es algo así, abstracto: ¡es un amor
concreto! De persona a persona: el Señor, persona,
me mira a mí, persona. Dejarnos encontrar por el
Señor es exactamente esto: ¡dejarnos amar por el
Señor!. La navidad nos habla de ternura y esperanza
y es alegría, alegría religiosa, alegría de Dios,
interior, de luz, de paz". El Papa Francisco dijo
también: "la principal virtud de Dios explicitada en
la Biblia es que Él es amor. Él nos espera, nunca se
cansa de esperarnos" y "no nos sentimos más solos,
Dios ha bajado para estar con nosotros. Jesús se ha
hecho uno de nosotros y por nosotros ha sufrido
sobre la Cruz el final más duro, el de un criminal".
Y advierte que "cuando no se tiene la capacidad o se
está en una situación humana que a uno no le permite
comprender esta alegría, se vive la fiesta con
alegría mundana. Pero entre la alegría profunda y la
alegría mundana hay mucha diferencia”.
Por desgracia lo que más
abunda en estos tiempos es la alegría mundana, no se
celebra el momento más importante de la historia, el
momento en el que Dios se hizo hombre. El problema
es el individualismo actual que lleva a un estilo de
vida que rompe los vínculos personales y
espirituales.
El Papa Francisco nos indica
algunas actitudes para recorrer el camino de la
Navidad: “la perseverancia en la oración, rezar más,
la voluntad en la caridad fraterna, acercarnos un
poco más a los que tienen necesidad; y la alegría en
la alabanza al Señor”.
Me emocioné cuando me dijiste
que el “Día de los Difuntos” pusiste flores en la
tumba de la abuela. Confío en que recordaras que el
día 27 de noviembre fue el aniversario de su muerte.
Ese día ofrecí una misa por su alma. Espero que
hayas asistido a misa y rezado por ella. Es
importante no olvidar los familiares y seres
queridos que se han ido. Rogamos a Dios que tenga
“indulgencia”, que perdone las culpas y conceda “la
remisión de la pena temporal correspondiente a los
pecados ya perdonados, que se obtiene por mediación
de la Iglesia” (DRAE).
En la época de Lutero
(finales del siglo XV) cualquier persona podía
comprar una indulgencia, las indulgencias eran
usadas por eclesiásticos mercenarios como fuente de
ganancias pecuniarias. Lutero lo consideró un abuso
de poder que, no teniendo base en las Escrituras,
podría confundir a la gente y llevarla a confiar
solamente en la mentira de las indulgencias. León X
condenó la afirmación que hizo Lutero respecta a que
"las indulgencias son píos fraudes de los fieles”.
Actualmente no se cobra por las indulgencias, son
gratis (como debe ser), y realmente la Iglesia sí
tiene facultad para otorgarlas: “Lo que atares en la
tierra será atado en el cielo”.
La
Constitución Apostólica
Indulgentiarum Doctrina de Pablo VI dice:
"Indulgencia es la remisión ante Dios de la pena
temporal por los pecados, ya perdonados en lo
referente a la culpa, que gana el fiel,
convenientemente preparado, en ciertas y
determinadas condiciones, con la ayuda de la
Iglesia, que, como administradora de la redención
dispensa y aplica con plena autoridad el tesoro de
los méritos de Cristo y de los Santos". En su
apartado I, dice: “La doctrina y uso de las
indulgencias, vigentes en la Iglesia católica desde
hace muchos siglos están fundamentados sólidamente
en la revelación divina, que, legada por los
Apóstoles progresa en la Iglesia con la asistencia
del Espíritu Santo, mientras que la Iglesia en el
decurso de los siglos, tiende constantemente a la
plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se
cumplan las palabras de Dios". (Así se estableció
en: Concilio Tridentino, Sesión XXV, Decretum de
indulgentiis; Concilio Vaticano II, Constitución
dogmática Dei verbum, sobre la divina revelación, núm. 8;
Concilio Vaticano I, Constitución dogmática Dei
Filius, sobre la fe católica, cap. 4, De fide et
ratione). “Todos los hombres que peregrinan por
este mundo cometen por lo menos las llamadas faltas
leves y diarias, y, por ello, todos están
necesitados de la misericordia de Dios para verse
libres de las penas debidas por los pecados”.
Existen dos tipos o
clases de indulgencias: las plenarias, que liberan
plenamente de la pena temporal, y las parciales, que
liberan sólo una parte de esa pena. Ganar una u otra
indulgencia depende de la intención y disposición
del que la pide y en virtud de lo dispuesto por la
Iglesia. El 25 de enero de 1983, el Papa Juan Pablo
II, promulgó el Código de Derecho Canónico, que
establece en sus cánones del 992 a 997, la
disciplina que rige hoy en día en materia de
indulgencias.
Por medio de la “comunión de
los santos” confiamos en que las oraciones de toda
la iglesia contribuyan a nuestra salvación y a la
remisión de las penas. La Iglesia es el Cuerpo
Místico cuya cabeza es Cristo, es "un
solo cuerpo con un solo Espíritu" (1Co
12,12-31). Cristo y los cristianos están unidos por
un vínculo permanente de Amor, el Espíritu Santo
fluye a través de ese Cuerpo Místico. En este
misterio se basa la doctrina sobre las indulgencias.
Santa Mónica, madre de San
Agustín, dijo en su lecho de muerte (recogido por el
santo en Confesiones, IX,11): “Depositad este cuerpo
mío en cualquier sitio, sin que os de pena. Sólo os
pido que dondequiera que estéis, os acordéis de mi
ante el altar del Señor”.
La Iglesia nos indica la
forma con la que podemos conseguir indulgencia, cómo
acercarnos a Dios y rogar su perdón. Infórmate en el
Catecismo de la Iglesia Católica.
Acuérdate de tu abuela en su
aniversario. Yo intento ganar indulgencias para ella
cada vez que se presenta la ocasión, quizá algunas
veces no lleve la disposición necesaria para
ganarlas, pero lo intento y lo seguiré intentando.
Hay ciertos requisitos que se deben cumplir, si
deseas saber cuales son, pregunta a un sacerdote o
infórmate por otros medios.
Me alegra que no sigas
espiando a tu tío. Yo estoy continuamente informado
por mis conversaciones telefónicas con tu padre y
con tu tía.
Besos, tu abuelo
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