De: Tu nieto
Enviado el: 1 de
septiembre
Número: 56
Para: Mi abuelo
Asunto: El culto a
la Virgen y su virginidad
Acabo de regresar
de las vacaciones. Fueron divertidas. En
otro mensaje, o por teléfono, te contaré
lo que ha sucedido. Leí tus
indicaciones. No eres un ”peñazo”, haces
lo que debes hacer. A veces los
familiares no aconsejan por miedo a que
les tachen de pesados o de meterse en
asuntos que no les interesan, pero creo
que aconsejar es un deber de la familia,
especialmente de los padres, abuelos y
hermanos.
Hoy te escribo
porque quiero saber qué responder a
ciertas cosas sobre nuestra religión. Me
pararon en la calle dos chicos de la
iglesia evangélica. Defienden que la
Virgen ha tenido más hijos y sacan de la
manga el Evangelio que dice que esperan
a Jesús su madre y sus hermanos. También
dicen que los católicos adoramos a la
Virgen y que sólo debe adorarse a Dios.
No estoy muy
preparado para responder a estas
cuestiones, por lo que, en tu próximo
mensaje, explícamelo.
El día 8 es la
fiesta del cumpleaños de la Virgen.
Supongo que es una fecha acordada, no la
auténtica, que no se conoce con
exactitud.
En muchos lugares
de España se celebra este día con
procesiones, misas y otras actividades
religiosas. Lo curioso es que cada
Virgen tiene un nombre y cada lugar
presume de “su” Virgen, que es la mejor,
la más milagrosa y la más guapa.
Resultado de la ignorancia, pues todas
son la misma, la Madre de Dios, nuestra
Madre.
En casa están
disgustados. Según me dijo mi padre (por
fin habló conmigo sobre el asunto que me
preocupa), mi tía se va a separar de
Ernesto. Hablé con mi primo, el mayor de
todos los hijos de mi tía, y me dijo que
su padre tenía una amiga, que su madre
se enteró y tomó la decisión de
separarse, que hacía tiempo que pensaba
hacerlo, pero que esta circunstancia dio
el empujón necesario para decidirse.
Supongo que la amiga es la mujer con la
que le vi salir del brazo ¿te acuerdas?
Besos, tu nieto
De: Tu abuelo
Enviado el: 2 de
septiembre
Número: 57
Para: Mi nieto
Asunto: Re: El
culto a la Virgen y su virginidad
Me enteré de la
separación por mi hija. Me llamó por
teléfono y estuvimos hablando mucho
tiempo. Me contó que Ernesto tenía un
piso en el que se encontraba con su
amante. Mi hija deseaba separase desde
hacía tiempo, no era feliz. Yo lo siento
mucho, quiero que mis hijos sean muy
felices, pero es mejor romper que seguir
manteniendo una situación desagradable.
Ahora viene le problema del divorcio,
que es traumático. Ernesto tiene muchos
bienes y dinero. Confío en que no surjan
problemas y la separación sea pacífica.
Me gustaría que solicitara la anulación
eclesiástica del matrimonio, creo que
hay causas más que suficientes.
Sobre tus
preguntas, voy a intentar responderte lo
mejor que pueda.
Los católicos
distinguimos tres categorías de culto:
Latría o
Adoración: Latría viene del griego
latreia, que quiere decir servicio a un
amo, al señor soberano. El culto de
latría o adoración es el culto interno y
externo que se rinde sólo a Dios.
Hiperdulía o
Veneración especial: Este es el
culto a la Virgen María por ser superior
respecto a los santos. Se reconoce su
dignidad como Madre de Dios e
intercesora. Se la venera de forma
especial con la oración e imitando sus
virtudes, pero no con la adoración. Se
venera su imagen únicamente por lo que
representa, no se venera la imagen.
Dulía o
Veneración: Dulía viene del griego
doulos que quiere decir servidor,
servidumbre. La veneración se tributa a
los siervos de Dios, los ángeles, los
bienaventurados, los santos, por razón
de la gracia que han recibido de Dios.
Creemos en la comunión de los santos y
en su intercesión, pero jamás los
adoramos como a Dios. Tratamos sus
imágenes con respeto, al igual que lo
haríamos con la fotografía de un ser
querido.
En cuanto a que la
Virgen ha tenido más hijos, los que
afirman esto se basan en pasajes del
Evangelio en los que se menciona a los
hermanos de Jesús. San Mateo los cita
dos veces; San Marcos, dos; San Lucas,
una, y San Juan, dos. Se supone que son
en realidad primos de Jesús,
posiblemente hijos de una hermana de
María, que a veces se identifica como
María de Cleofás, o sus seguidores. En
aquéllos tiempos era costumbre llamar
hermanos a los parientes y a los
integrantes de una comunidad. La palabra
hermanos se utilizaba también para dar a
conocer las relaciones personales
distintas al parentesco. En Marcos 3,35
se hace referencia como hermanos, a los
seguidores de Jesús; en 1 Corintios 1,1
y 1 Corintios 5,11, a los cristianos; en
Hebreos 2,11-17, a todas las personas.
Actualmente los cristianos se tratan con
el calificativo de hermano. En este
sentido ya se hablaba de hermanos en la
Biblia, por ejemplo: En Génesis 13,8,
Abraham habla de Lot como su hermano,
cuando en realidad Lot era su sobrino;
en Génesis 29:4 Jacob les dijo (a los
pastores): "Hermanos, ¿de dónde son?";
en Génesis 29,15, a Jacob le llaman
hermano de Laban, quien era en realidad
su tío; en 1 Crónicas 23,21-22, "hijos
de Majlí: Eleazar y Quis. Eleazar murió
sin tener hijos, sólo tuvo hijas, a las
que los hijos de Quis, sus hermanos,
tomaron por mujeres", y no eran
hermanos, eran primos. Hay muchos
pasajes en la Biblia en los que se
utiliza la palabra hermanos dirigida
incluso a los que no eran familiares ni
integrantes de clan o asociación, lo
vemos en Deuteronomio, Reyes, Nehemías,
Jeremías, etc.
Otra razón para
demostrar que Jesús no tenía hermanos es
que, en la cultura judía, los hermanos
menores no podían aconsejar a los
mayores. Jesucristo era el primogénito (Lc
2,7). En los Evangelios se lee que los
hermanos de Jesús le “aconsejaron” que
se fuera a Judea (Jn 7,3-4) y en Mc
3,21, tratan de llevárselo.
En Lc 2,41-52, en
la subida anual a Jerusalén, se dice que
solamente van José, María y Jesús, si
hubiera habido más hijos les
acompañarían. Leemos: “Iban
sus padres todos los años a Jerusalén en
la fiesta de la pascua
y cuando tuvo doce años, subieron
a Jerusalén conforme a la costumbre de
la fiesta”.
Jesús dejó su
madre al cuidado de San Juan porque,
para los judíos, una mujer sola era
signo de maldición. María no tenía
esposo ni otros hijos, por eso la
encomendó a Juan, hijo de Zebedeo. El
apóstol San Juan, en su Evangelio
(19,26-27), dice: “Cuando Jesús vio a su
madre, y de pie junto a ella al
discípulo a quien él quería mucho, Jesús
dijo a su madre: Madre, ahí tienes a tu
hijo. Luego le dijo al discípulo: Ahí
tienes a tu madre. Y desde entonces ese
discípulo la recibió en su casa”.
Hay una poesía,
dirigida a la Virgen María, que resume
perfectamente parte de lo expuesto hasta
ahora:
Ni Lot era el
hermano de Abraham,
ni Santiago, José,
Simón y Judas
lo fueron del
Mesías, y sin dudas
Jacob no era el
hermano de Labán.
Cuando en Pascua
le buscas con afán
no hay otros hijos
a los que tú acudas.
Porque estás sola,
sin tener ayudas,
desde la Cruz,
Jesús te entrega a Juan.
Por otro lado, la
lengua que habitualmente se utilizaba en
la época de Jesucristo era el arameo. En
arameo la palabra hermano puede ser
empleada para hacer referencia a un
pariente próximo, primo o sobrino. Lo
mismo sucedía con el hebreo.
El historiador
judío Flavio Josefo habla de Santiago
como "hermano de Jesús", cuando en
realidad no lo era, y también utiliza la
palabra hermanos para diversas
relaciones de parentesco.
En el Antiguo
Testamento, se afirma que Dios sería
recibido por una “virgen de Israel” ( Is.
7, 14): “El Señor, pues, les dará esta
señal: la Virgen está embarazada y da a
luz un varón a quien le pondrás el
nombre de Emmanuel”.
En el Nuevo
Testamento encontramos, entre otros, las
siguientes afirmaciones: “El nacimiento
de Jesús fue así: Estando desposada
María, su madre, con José, antes que se
juntasen, se halló que había concebido
del Espíritu Santo” (Mt. 1,18); “María
era una virgen desposada con un hombre
llamado José” (Lc. 1, 27); “El que nació
no de la sangre, ni del deseo de carne,
ni del deseo de hombre, sino que nació
de Dios” (Jn 1, 13); “La generación de
Jesucristo fue de esta manera: Su madre,
María, estaba desposada con José y,
antes de empezar a estar juntos ellos,
se encontró encinta por obra del
Espíritu Santo. Su marido José, como era
justo y no quería ponerla en evidencia,
resolvió repudiarla en secreto. Así lo
tenía planeado, cuando el Ángel del
Señor se le apareció en sueños y le
dijo: José, hijo de David, no temas
tomar contigo a María tu mujer porque lo
engendrado en Ella es del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo, y tú le
pondrás por nombre Jesús, porque Él
salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliese
el oráculo del Señor por medio del
profeta: “Ved que la virgen concebirá y
dará a luz un hijo, y le pondrán por
nombre Emmanuel, que traducido
significa: Dios con nosotros”.
Despertado José del sueño, hizo como el
Ángel del Señor le había mandado, y tomó
consigo a su mujer” (Mt
1,18-24). Hay más pasajes en los que se
ve claramente que María era virgen y que
no tuvo más hijos.
Creo que ya tienes
bastante material para responder cuando
te pregunten sobre la virginidad de
María, aunque, como acabo de decirte,
hay mucho más.
Besos, tu abuelo. |