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De: Tu nieto

Enviado el: 20 de junio

Número: 46

Para: Mi abuelo

Asunto: Mi amigo: su pareja embarazada

 

Pronto acabo el curso, estoy durmiendo casi nada y menos y deseando acabar ya. No te escribí antes por estar muy ocupado.

 

¿Te acuerdas de mi amigo, del que te conté que no nos acompañaba a Irlanda porque iba a vivir con su novia? Pues tiene un grave problema que le está haciendo mucho daño en los estudios y en su vida. El problema es que su novia está embarazada, no quiere abortar y él le pide que aborte. Ella le dijo que no aborta porque es católica. Mi amigo le contestó que vaya católica que era, pues se acostaba con él sin estar casada y que, según su religión, cometía pecado mortal contra el sexto mandamiento y, además, el pecado de escándalo por el ejemplo que daba al haberse ido a vivir con él. En fin, que discuten y la convivencia no va bien. Mi amigo está angustiado, pues no quiere decírselo a sus padres porque se enfadaron cuando decidió vivir en pareja y le advirtieron de las consecuencias. En cuanto a la chica, tampoco quiere hablar con sus padres sobre ello, pues sabe que la van a obligar a abortar. Mi amigo me dijo, en confianza, que si ella no abortaba se vería en la necesidad de dejar la carrera y ponerse a trabajar para atender a los gastos y que no quería ser un canalla con la chica, aunque ya no sentía amor por ella, que fue simplemente una determinación errónea, no se conocían a fondo y ahora no le gusta su forma de ser y de actuar, pero se siente obligado. Yo no sé qué decirle. Me disgusta que deje los estudios, iba bastante bien. Le digo que intente compaginarlos con la paternidad, pero me contesta que es imposible, que necesita el dinero y que no quiere pedírselo a sus padres. Sabe que sus padres le dirán que la chica se apañe con su familia, que ella es la que tomó la decisión de entregarse sexualmente y la de no abortar. Mi amigo está viviendo ahora en un piso que comparte con otra pareja y, si tiene el niño, le exigen que se vaya, les ocasionaría molestias con el llanto. Necesita buscar otro alojamiento, que le costará más dinero.

 

Recuerdo lo que me escribiste en otro mensaje sobre la decisión de mi amigo, tenías toda la razón, se cegó con el sexo y no vio las consecuencias ni pudo conocer bien a la chica. Quisiera ayudarle, pero no sé qué hacer. Por el momento estoy animándole a que termine el curso como sea.

 

Mi tía no quiere decirte lo que está pasando para no preocuparte ni hacerte sufrir. Sé que es costumbre proceder así, pero a mí no me parece bien, pues todos deseamos saber lo que sucede. Además, siempre nos imaginamos lo peor. Por lo que pude imaginar, por diversos indicios, mi tía está pensando en divorciarse de Ernesto. ¿Sabrá algo de la casa a la que va varias veces por semana y de la mujer que vi? Presiento que se trata de eso.

 

Estoy deseando que lleguen las vacaciones.

 

Besos, tu nieto

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De: Tu abuelo

Enviado el: 21 de junio

Número: 47

Para: Mi nieto

Asunto: La pareja, el aborto y el matrimonio

 

La situación de tu amigo es muy difícil. Como él dice, la chica no se comportó de acuerdo con la doctrina católica. Cometió dos pecados, uno contra el sexto mandamiento y otro el pecado de escándalo. Los Evangelios tratan duramente el pecado de escándalo. Hay católicos que quieren adaptar la doctrina a su conveniencia, esto vale y esto no vale… No es así. Se es o no se es católico. Si se es católico se tiene que cumplir la Ley de Dios y seguir las enseñanzas de Cristo en los Evangelios.

 

En tu amigo se cumplió el refrán que dice: “De aquellos polvos vienen estos lodos”.

 

En tu mensaje me planteas tres asuntos:

-          Las relaciones de pareja

-          El aborto

-          La decisión de tu amigo respecto a casarse.

 

Referente a las relaciones de pareja, actualmente está muy de moda lo que se llama “relaciones prematrimoniales”. Una cosa es el sexo sin un proyecto de matrimonio y otra con la intención de casarse (se entiende que por la Iglesia). Tanto en uno como en otro caso, se está faltando al sexto mandamiento de la Ley de Dios: No fornicar. Las Escrituras condenan toda relación sexual antes de matrimonio en varios textos, como en Hechos 15:20; Romanos 1:29; 1ª Corintios 5:1; 6:13, 18; 7:2, 10:8; 2ª Corintios 12:21; Gálatas 5:19; Efesios 5:3; Colosenses 3:5; 1ª Tesalonicenses 4:3; Judas 7, Hebreos 13:4,  y en varios pasajes de los Evangelios. Solamente se aprueba el sexo entre esposo y esposa.

 

El Catecismo de la Iglesia Católica, en el nº 2353, dice: “La fornicación es la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio. Es gravemente contraria a la dignidad de las personas y de la sexualidad humana, naturalmente ordenada al bien de los esposos, así como a la generación y educación de los hijos. Además, es un escándalo grave cuando hay de por medio corrupción de menores”.

 

La Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Persona Humana, nº 7, expone: “debe mantenerse en el cuadro del matrimonio todo acto genital humano”.

 

Otro texto: “En consecuencia la sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta el núcleo íntimo de la persona en cuanto tal” (Exhortación de Juan Pablo II Familiaris Consortio nº 11).

 

Se argumenta, a favor de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, que son normales y admitidas por la sociedad. Lo admitido por la sociedad no es necesariamente lo correcto, así lo expone el Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2526: “Lo que se llama permisividad de las costumbres se basa en una concepción errónea de la libertad humana; para llegar a su madurez, esta necesita dejarse educar previamente por la ley moral”.

 

En cuanto al aborto, la Iglesia Católica entiende por aborto la muerte provocada del feto, realizada por cualquier método y en cualquier momento del embarazo desde el instante mismo de la concepción.

 

Se sabe, científicamente, que desde el momento en que un óvulo es fecundado se está formando un ser humano completo. Por consiguiente, si se interrumpe esta vida, se comete un asesinato, mejor dicho, un infanticidio, una muerte violenta, que es peor aún por tratarse de un ser indefenso. El Papa Francisco, en su discurso de inicio del año 2014, habló a los embajadores ante la Santa Sede sobre la "cultura del descarte", del abandono de las personas débiles y en gran necesidad, dijo: “Suscita horror sólo el pensar en los niños que no podrán ver nunca la luz, víctimas del aborto, o en los que son utilizados como soldados, violentados o asesinados en los conflictos armados, o hechos objeto de mercadeo en esa tremenda forma de esclavitud moderna que es la trata de seres humanos, y que es un delito contra la humanidad". El filósofo Julián Marías, en su escrito Una visión antropológica del aborto, manifiesta: “El niño no nacido es una realidad viviente en camino hacia el nacimiento. Que esté en camino no significa que no sea persona. Pues, todo hombre es un inacabado proyecto que se está haciendo o construyendo, y, por tanto, que está en camino. Que el feto no haya desarrollado todas sus potencialidades no significa que no sea persona, pues persona es también un adulto si está soñando, anestesiado o en coma”.

 

Se quiere disfrazar el aborto llamándolo “interrupción voluntaria del embarazo”, como si la mujer tuviera pleno derecho sobre un ser humano en función de que esta vida se está gestando en su cuerpo. También se quiere imponer el derecho de la mujer a decidir. Nadie puede decidir sobre la vida de otra persona, así sucedió cuando se negaba todo derecho a los esclavos, a las mujeres, a los judíos, a los negros y ahora quieren negárselo a los que, al ser concebidos, son seres humanos y tienen ya el patrimonio genético del individuo. Ningún derecho internacional, en materia de derechos humanos, reconoce el derecho al aborto. Además, hay un grave problema para la permanencia de la estructura actual de la sociedad: el envejecimiento de la población y la escasez de nacimientos. Algunos, mal informados, dicen que la Iglesia católica influye, con su doctrina, en defender el derecho a la vida, pero no sólo la iglesia lo defiende, Hipócrates y Galeno, que no eran católicos -pues vivieron siglos antes de Cristo-, ya dejaron demostrado y firme el principio de que la ética médica impedía la práctica del aborto. El poeta y cineasta italiano Pier Paolo Pasolini (ateo, homosexual y comunista), en sus artículos de Il Corriere della Sera, en su columna Escritos corsario, dijo: “Estoy traumatizado con la legalización del aborto porque, como muchos, la considero como una legalización del homicidio” y "el contexto en el que hay que considerar el problema del aborto es mucho más amplio y va mucho más allá de la ideología de partidos”

 

La persona que aborta y la que lo practica o presta una indispensable colaboración, incurre en una culpa moral (comete un delito) y en una pena canónica (comete un pecado). Comete un delito porque mata a una persona, es un asesinato, un infanticidio, y comete un pecado contra el quinto mandamiento de la Ley de Dios. “No matarás”. El Concilio Vaticano II calificó el aborto como "crimen abominable”.

 

Tanto la madre como el médico que lo realiza y también cuantos participan en el aborto (enfermeras, asistentes sanitarios, los que lo aconsejan, etc.), si saben que es pecado grave, y nada ponen de su parte para evitarlo, ni siquiera la protesta personal y formal, todos incurren por igual en la EXCOMUNIÓN FORMAL DE LA IGLESIA "LATAE SENTENTIAE", desde el momento mismo en que el aborto es consumado. Tampoco se verán libres de responsabilidad moral los cristianos que no cumplen con la obligación de la corrección fraterna, pero no incurren en pecado con consecuencias de excomunión. Hay píldoras anticonceptivas que son abortivas y el saberlo podría originar la excomunión de los fabricantes, que ya están considerando la responsabilidad que comparten.

 

La frase “latae sententiae” significa que el que incurre en esa clase de pecado queda excomulgado automáticamente, sin necesidad de que ninguna autoridad de la Iglesia lo declare de manera expresa.

 

Para que se produzca la pena de excomunión el aborto debe consumarse, es decir, el hijo ha de morir como consecuencia del aborto. Si, por cualquier circunstancia, el aborto no llega a consumarse, no se producirá la excomunión, aunque se dará el pecado. Para caer en la excomunión debe haberse cumplido 16 años o ignorar, sin culpa propia, que el aborto tiene alguna gravedad especial que no tienen los demás pecados.

 

Este pecado y la excomunión que siempre lleva aparejada, cuando es efectivo, sólo puede perdonarlo el sacerdote debidamente habilitado para ello, como por ejemplo el Penitenciario de cualquier catedral, los Obispos y a quienes ellos autoricen expresamente.

 

Todo pecado mortal impide poder comulgar, pero se perdona con la confesión y la absolución del sacerdote.

 

Abortar es muy triste para una mujer y crea secuelas sicológicas. Se podrían evitar muchos abortos con asesoramiento y con ayudas estatales. Algunas mujeres abortan porque pierden el trabajo, porque su pareja las abandona, porque su familia se lo impone o porque no tienen dónde vivir si son echadas de su casa o de su trabajo (como en el caso de empleadas del hogar).  Si se solucionaran estos problemas, facilitando medios económicos, asistencia y acogida en un alojamiento dedicado a este fin, ayuda en dificultad social, económica, familiar, afectiva (abandono, malos tratos, recursos económicos insuficientes...), seguramente no habría tantos abortos. Hay organizaciones privadas  y religiosas que ofrecen estas ayudas, pero no tienen medios suficientes, por lo que hace falta que el gobierno también lo haga. La mayoría de las mujeres no desean abortar. El Papa Francisco afirmó: “es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias”.

 

Otro asunto planteado en tu mensaje es la decisión de tu amigo respecto a casarse.

 

Tu amigo puede proceder de las siguientes formas.

1ª) Desentenderse del asunto totalmente

2ª) Reconocer legalmente al hijo. En este caso puede compartir o no la custodia.

3ª) Casarse

 

La primera forma es una traición a la pareja y a su hijo. Además, no puede desentenderse de su responsabilidad si ella, por medio del ADN, demuestra su paternidad y le exige lo que legalmente tiene que hacer.

 

La segunda forma, a mi entender, y dado que dices no está enamorado de la chica y no le agrada su forma de ser, creo es la mejor. No es perfecta, pues los hijos necesitan un hogar estable, con un padre y una madre, pero es peor que crezcan viviendo con un matrimonio desavenido, con continuas peleas, reproches, etc. Si se decide por esta forma, como no ha existido matrimonio católico, pude casarse por la Iglesia cuando encuentre la pareja adecuada.

 

La tercera forma no es la más indicada si el matrimonio se realiza por una obligación, faltando el elemento esencial: el amor. Por otro lado, no es conveniente precipitar el matrimonio cuando se carece de la debida madurez para enfrentarlo. Generalmente estos matrimonios terminan en ruptura. Con el tiempo, los cónyuges se echan en cara lo que han perdido al casarse (tu amigo su carrera y quizá ella la suya) y, lo peor, es que la chica, en el fondo de su corazón, tendrá siempre la duda de si la quiere o no, de si se casó por obligación dado su estado, y el chico la tristeza por no saber si hubiera podido, estando soltero, encontrar el amor que deseaba. También existe el peligro de que uno u otro busquen fuera del matrimonio lo que no han hallado en él.

 

Como la chica no quiere abortar, porque sabe que es un crimen, podría dar el hijo en adopción o quedarse con él y que sus padres la ayuden.

 

El aborto, como acabo de decirte, provoca graves consecuencias en la mujer, daños físicos y psíquicos, y el peligro que supone toda operación. Se debe informar a las mujeres en edad de concebir del riesgo de un embarazo, del contagio de enfermedades de transmisión sexual (incluso se producen usando preservativos) y establecer un control médico de la píldora postcoital. Se dice que, si se controla legalmente el aborto, se producen más muertes de mujeres por realizar abortos clandestinos. No es así, en los países en los que el aborto está prohibido o regulado, la mortalidad femenina es inferior a la de los países en los que el aborto es legal, por ejemplo Irlanda tiene una mortalidad menor, por este concepto, que los países donde se admite el aborto.

 

Sobre estos temas se debería meditar mucho más.

 

Es abominable, monstruoso, que algunas mujeres se queden embarazadas con la única idea de enganchar a un hombre o asegurarse un futuro. Desgraciadamente se dan estos casos que producen graves daños.

 

Debes informar a tu amigo sobre lo que te digo en este mensaje, pues la corrección fraterna es tu obligación como cristiano.

 

Confío en que tu amigo tome la decisión adecuada.

 

Esta mañana hablé con mi hija, le pregunté cómo iban las cosas en su matrimonio y me dijo que iban bien, con altibajos, como ocurre en todos los matrimonios. No observé tristeza en sus palabras.

 

Besos, tu abuelo

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