De: Tu nieto

Enviado el: 15 de diciembre

Número: 24

Para: Mi abuelo

Asunto: Ya estoy en Irlanda

 

Tardé en escribirte porque estuve muy ocupado.

 

Ya estoy en Irlanda. El viaje fue ameno. Somos cinco compañeros, todos del mismo curso y nos entendemos bien. Mi amigo, del que te hablé en otro mensaje, no ha venido, se fue a vivir con su novia, alquilaron un pequeño apartamento compartido con otra pareja. Sus padres están muy disgustados.

 

Aquí el clima no es como en España, hace más frío y el cielo es gris. Añoro nuestro sol y nuestra alegría. Menos mal que están mis compañeros, que son alegres.

 

Recuerdo que en uno de tus mensajes me dijiste que la mejor forma de aprender un idioma es teniendo una institutriz en la infancia (servicio doméstico, un extranjero au pair o algo parecido), pues así se aprendía en la misma forma y al mismo tiempo que el propio y, más adelante, estudiando la gramática, se perfecciona. Ahora, que estoy aquí practicando el inglés, te doy la razón. Quizá permaneciendo varios años lograría hablar inglés lo suficiente, pero creo que no conseguiría pronunciarlo como lo pronunciaría si lo hubiera hablado desde pequeño ni llegar a comprender sus giros ni sus modismos ni las palabras de uso cotidiano.

 

Todo lo demás va bien. Estoy progresando, aunque no tanto como había pensado. Se practica el idioma pero no al nivel de la calle, que es lo importante para un dominio completo. Hay frases hechas, dichos, etc., que no se entienden si no se vive en el ambiente. Un amigo, que conoció a una extranjera que viajó a España para practicar el idioma que había aprendido en cursos especializados, me contó que le dijo: “disculpa porque no sé bien las menstruaciones de la lengua española”… (se refería a las reglas…) jejeje. Cuestión de diccionario…

 

Abuelo, estoy muy triste y arrepentido porque, sin querer, traicioné a un amigo, desvelé un secreto que me había confiado y le causé un gran problema. Estábamos hablando de varias cosas y en un momento se produjo una acalorada discusión y yo, sin pensarlo, conté lo que me había dicho mi amigo, que no estaba presente en ese momento. Más tarde me enteré de que le habían hecho el vacío y no le hablaban. Voy a pedirle perdón, aunque estoy seguro de que ni me escuchará ni me perdonará. Recuerdo que me dijiste: “Hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la flecha lanzada, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida” y “la lengua puede herir más que la mejor navaja”.

 

En fin, abuelo, que van pasando los días y pronto volveré a España.

 

El 13 de diciembre fue el cumpleaños y el santo de mi tía. Fuimos a su casa a cenar. Lo pasamos bien, aunque a mí me pareció que el ambiente era algo tenso.

 

Entiendo muy bien lo que me dices sobre la libertad y estoy de acuerdo.

 

Pronto nos veremos. Celebraremos todos juntos las fiestas navideñas.

 

Besos,  tu nieto 

De: Tu abuelo

Enviado el: 16 de diciembre

Número: 25

Para: Mi nieto

Asunto: Irlanda. El perdón de tu amigo

 

Comprendo que estés triste y arrepentido. Has hecho daño a un amigo. Si era un buen amigo, temo que lo hayas perdido para siempre. Quizá te perdone, pero nunca olvidará que le has traicionado y no volverá a tener confianza en ti. Algo se ha roto entre vosotros y siempre quedará la huella. Pudiera ser que, conociendo y comprendiendo las circunstancias en las que le has traicionado, te conceda un perdón pleno, es decir, que perdone y olvide, que recupere la confianza en ti; pero opino que el perdón que te conceda será parcial, perdone tu traición pero no recupere la confianza en ti ni la relación anterior de amistad.

 

Te has olvidado de lo que también te dije: “que tu palabra no se adelante a tus pensamientos”. No te has parado a pensar antes de revelar el secreto que te confió tu amigo.

 

Respecto a Irlanda, es un país católico. Creo que estarás bien ahí. Me agrada que sea un país católico porque su filosofía es constructiva, benéfica. Cicerón, en Pro Flacco, dice: “Si la religión no fuese connatural al hombre, no persistiría a través de las edades; el tiempo olvida las invenciones del hombre y confirma los grandes principios naturales”. Y James, en Compendio de filosofía, escribe: “A pesar de todo lo que la ciencia pueda hacer en contra, los hombres continuarán rezando hasta el fin de los tiempos”. En Irlanda no abandonarás tus prácticas religiosas.

 

Es bueno que conozcas otras culturas, que camines sin el apoyo físico de tus padres (siempre tendrás su apoyo moral), que cometas tus propios fallos. Ya no gateas como cuando eras pequeño, ahora tienes que seguir tu camino sobre tus dos pies y, si te caes, levantarte. Aprenderás de tus fracasos y de tus éxitos. Con el paso del tiempo irás formándote, conseguirás lo que se llama experiencia. No olvides que tu vida la construyes tú, por lo que, partiendo de unos sólidos principios, tienes que alcanzar la meta que hayas elegido. Esta meta nunca debe estar lejos de la única meta, de la meta final, que es el cielo, la salvación del alma.

 

Para lograr esa meta necesitas fortaleza, paciencia, esfuerzo. No busques el camino fácil, busca el correcto. Si tienes éxito, no te ensoberbezcas, lo debes a los dones que te otorgó Dios, a los “talentos” que debes utilizar en su servicio. Una frase del Padre Pío: “En el fracaso, preserva mi fe; en el éxito, mantén mi humildad”. Si fracasas, no te amilanes, no te desesperes, sigue luchando, el fracaso es una nueva ocasión para un nuevo éxito, quizá en otro campo o quizá en el mismo. Dice Henry Ford: “El fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo, con más inteligencia”. Recuerdo los fracasos de muchos que ahora son sabios en la materia en la que previamente habían fracasado.

 

No te desanimes con el inglés, practícalo y lo dominarás lo suficiente para desenvolverte. Sé que no es lo mismo que aprenderlo desde niño.

 

Tu potro, Lucero, está hermoso.

 

Mañana voy a la ciudad. Conservo mi piso con gran amor por los recuerdos que encierra. Estaré hasta fin de la primera quincena del próximo año.

 

Vete pensando qué deseas te regale el día de los Reyes Magos. Aunque ya eres lo suficientemente mayor…, no por eso voy a dejarte sin un recuerdo mío, me gustaría que fuera algo útil, necesario, por eso te pido ayuda. No es fácil elegir el regalo adecuado. Como soy tu abuelo, dime lo que deseas, sea lo que sea, y te lo compraré si está dentro de mis posibilidades.

 

Hablé con mi hija el día de su cumpleaños. No me pareció que estuviera preocupada o triste. Le pregunté cómo le iban las cosas y me dijo que bien. Sé que no quiere preocuparme.

 

Cuídate. No dejes de escribirme.

 

Abrazos,  tu abuelo. 


 

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