De: Tu nieto
Enviado el: 29 de
septiembre
Número: 6
Para: Mi abuelo
Asunto: Un problema sin
importancia: Acoso
Me alegró tu llamada
para felicitarnos. Por la tarde lo celebramos todos
juntos, hicimos una merienda-cena en casa. Nos acordamos
de ti, te echamos de menos.
Voy a pensar en todo lo
que me dices en tu email. Se nota que sabes mucho de las
relaciones de pareja.
Cuando ayer hablamos por
teléfono contesté a tus preguntas sobre la chica y
pienso que habrás quedado contento. Por ahora no tengo
problemas, no tenemos intimidad, es sólo una amistad,
sin pensar en nada más. No voy a engancharme, primero
terminar mi carrera.
Como tengo algún tiempo
libre, por las tardes, estoy “espiando” a mi tío, para
saber la causa de la desconfianza de mis padres. Ayer le
vi reunirse con tres hombres, bien trajeados. Todos
dieron a mi tío un paquete, no muy grande, que él
guardó. Me pareció extraño, pues me dio la impresión de
que tomaban precauciones, pues miraban a los lados
continuamente. También me pareció extraño que se
reunieran en un museo, no en una cafetería o en su
local. Seguiré observando sus movimientos, a ver si
descubro algo.
En el asunto del email
te pongo “un problema sin importancia”, es el que te
dije por teléfono, sobre el compañero que siempre me
está molestando. Me peleé con él y nos tuvieron que
separar. No ganamos ninguno de los dos ni nos hicimos
daño, pero no sé qué hacer para evitar nuevas luchas.
¿Qué harías tú?
Besos, tu nieto
De: Tu abuelo
Enviado el: 2 de octubre
Número: 7
Para: Mi nieto
Asunto: Acoso
Siempre, en colegios y
universidades y en todos los campos, hay una persona que
incordia, que fastidia, que hostiga. Todos hemos sufrido
esa circunstancia. Se llama acoso (bullying, en inglés),
genera incomodidad en la víctima. Puede ser agresión
verbal (insultos, burlas) o física (golpes, peleas). El
acosado puede llegar a sufrir trastornos
psicológicos. Es
especialmente peligroso cuando se trata de niños. Los
padres deben observar la conducta de su hijo, si ha
sufrido cambios, si no quiere ir al colegio, etc. En los
casos graves se debe denunciar ante el colegio y, si no
se pone remedio, ante las autoridades competentes.
Tuve un compañero que
deseaba mi puesto en el trabajo, no paraba de ponerme
zancadillas, el clásico “quítate tú que me pongo yo”, yo
era víctima de “mobbing” (como dicen ahora). Su
hostigamiento duró varios años, pero yo no le hice caso,
tampoco le desdeñé, me limité a cumplir con mi trabajo.
Cada vez se indignaba más al ver que no conseguía
molestarme, consideraba un desprecio mi postura, pues
según el refrán: “No hay mayor desprecio que no dar
aprecio”. Otro refrán, que me gusta más, dice: “Dos no
se pelean si uno no quiere”.
En una ocasión intenté
razonar con él, le dije, con humildad pero con firmeza,
que no había motivo para discutir, que no deseaba su mal
y que podía contar con mi amistad. Fue inútil. Hay
personas que en lugar de un corazón de carne tienen un
corazón de piedra. Ya lo dijo Jesucristo. Lo importante
es que mi conciencia está tranquila, le di mi perdón y
estoy en paz.
Una situación parecida
se produjo con uno del grupo de “coleguitas” (como decís
los jóvenes). Le pedí que habláramos. Nos reunimos,
tomamos un café y aclaramos nuestras diferencias. A
partir de entonces fuimos muy buenos amigos. Él tenía un
corazón de carne.
Me gusta el pensamiento
de Mackenzie Wallace, en La Russie: “No corrige
sino empeora quien no deja en el corregido la convicción
de su falta, la satisfacción de haber sido bien tratado
y la alegría de haber aprendido a obrar mejor....”.
Procura que, cuando
hables con tu compañero, tú tengas la satisfacción de
haber obrado bien y él tenga la alegría de haber sido
bien tratado y de haber quedado aclarada una situación
incómoda.
Para el trato con las
personas, esboza una sonrisa y mira directamente a los
ojos. Se dice que la sonrisa que envías siempre regresa.
No cuentes penas, a nadie le agrada escucharlas, si
quieres hablar de algo, cuenta alegrías en vez de
aflicciones. Siempre es mejor escuchar que hablar. Hay
que ser prudente con lo que se dice a los demás,
generalmente no guardan el secreto y no todos son
amigos.
No permitas que alguien
turbe tu camino. Mantén tus principios morales con
firmeza y honestidad. Si te respetas a ti mismo, te
respetarán. Sigue sin miedo, con valentía, seguridad y
esperanza, la ruta que te hayas marcado.
No sé cómo podrás
resolver el problema. Dime si, al menos, lo intentas por
las buenas.
Con respecto a lo que me
dices de tu tío, quizá sean clientes de su negocio. Que
miraran a los lados no significa que estuvieran haciendo
algo inadecuado. Opino que no debes continuar con tu
“vigilancia”, lo que sea surgirá más tarde o más
temprano.
Besos, tu abuelo |