
De:
Tu
abuelo
Enviado
el: 12
de
septiembre
Número:
1
Para:
Mi nieto
Asunto:
Tu
visita
Me
alegró
tu
visita.
Disfruté
comiendo
juntos,
fue un
hermoso
día,
Compartimos
pensamientos
y
sentimientos.
¡Qué
alegría
me has
dado! Me
emociona
que
hayas
estrenado
el
carnet
de
conducir
y el
coche,
viniendo
a mi
casa.
Hacía
tiempo
que no
te veía.
Te
añoraba.
Recuerdo
cuando
eras muy
pequeño,
apenas
tenías
dos
añitos,
tu
abuela y
yo
vivíamos
en la
ciudad y
tus
padres
te
dejaban
a
nuestro
cuidado
(ellos
trabajaban
mucho,
ahora se
han
creado
muchas
necesidades
económicas…,
y no
podían
atenderte
como
deseaban).
Tu
abuela
(que en
paz
descanse)
se
pasaba
horas
contigo
y poco a
poco te
fue
enseñando
muchas
cosas,
gracias
a su
paciencia
y a su
amor
hizo que
a los
tres
años
supieras
leer y
escribir,
no
correctamente,
pero lo
suficiente
para
construir
unos
fuertes
cimientos
y
avanzar.
Pocos
años
después,
nos
trasladamos
al campo
y
dejamos
de verte
con la
frecuencia
acostumbrada.
Temíamos
por tu
educación
en manos
de
empleadas
del
hogar, a
causa de
la falta
de
tiempo
que
tenían
tus
padres.
Hoy
eres un
chico
culto,
gracias
a haber
aprendido
a leer a
edad
temprana
y a
haber
adquirido
amor a
la
lectura.
Estás
muy
preparado
para la
vida
laboral,
no así
para la
espiritual.
A pesar
de las
enseñanzas
y el
ejemplo
ético y
religioso
que te
dimos,
el
ambiente
te va
llevando
por
otros
derroteros.
No es
que te
hayas
desviado
del
camino
recto,
es que
la moda,
con sus
normas y
vicios
aceptados
(enculturación),
te
inclina
a cierta
forma de
vestir y
de
“despeinarte”
que, sin
que te
des
cuenta,
te
influyen.
Cuando
llegaste
a casa,
con tu
look
(como
ahora se
llama a
la
apariencia
externa),
me
produjiste
desazón.
¿Por qué
te dejas
llevar
por las
últimas
tendencias?
No digo
que
vayas a
la
antigua,
sino que
esas
tendencias
las
adaptes
a tu
personalidad,
que no
seas
masa en
las
manos de
los
dictadores
de la
moda,
que
vistas
decentemente,
como si
asistieras
a un
acto
importante
(la vida
es eso,
un acto
importante),
piensa
en estos
refranes:
“maragato,
conforme
te veo,
conforme
te
trato” y
“la
belleza
de las
aves se
la dan
las
plumas”.
Maquiavelo
dijo que
todos
ven lo
que tú
aparentas;
pocos
advierten
lo que
eres.
Shakespeare,
en Como
Gustéis,
dice:
“Todo el
mundo es
una
escena
sobre la
cual los
hombres
y
mujeres
son
pequeños
actores
que
vienen y
van. Un
hombre
ha de
hacer
muchos
papeles
en la
vida”.
La moda
actual,
que
aparentemente
es para
apoyar y
equiparar
a todas
las
personas,
ricos y
pobres,
impone
ropa
avejentada,
vaqueros
rotos,
sin
embargo
es una
falsedad,
pues los
ricos
llevan
esa
ajada
ropa
pero “de
marca”.
Después
de la
primera
impresión,
me
alegré
por tus
éxitos
en los
estudios,
por tu
profunda
formación
y por tu
seriedad.
Lo
presentía
desde tu
infancia.
La base
inicial
fue
importante.
Nunca
olvides
los
esfuerzos
de tu
abuela.
Tu
carácter,
que es
tu señal
de
identidad,
será
influido
por la
cultura
y el
entorno
vital.
Debes
saber
elegir.
Cuando
hablamos,
no quise
meterme
en
“profundidades”,
solamente
conversé
sobre
cosas
triviales,
no te
hice
preguntas
que
rozaran
tu
intimidad,
aunque
me moría
por
saber
más de
ti, pero
temía
ahuyentarte
y que no
desearas
volver.
Te
llamó la
atención
que
navegara
por
Internet,
porque
soy
bastante
mayor
(no
quiero
decir
viejo ni
anciano)
¡Qué
inmensa
alegría
cuando
me
dijiste
que
podíamos
estar en
contacto
por
email!
Comprendo
que no
tengas
tiempo
para
venir a
visitarme.
La
actividad
actual
te
absorbe,
no
debería
ser así.
No
desatiendas
lo más
importante:
la
familia.
Me
dijiste
que en
los
mensajes
tratarías
de
contarme
sobre tu
quehacer
y tus
circunstancias,
que te
gustaría
recibir
mis
consejos,
dada mi
experiencia
(“la
experiencia
es la
historia
de
nuestros
errores”),
y que
preferías
te
respondiera
por
email
para
poder
guardar
mis
comentarios
y
revisarlos
cuando
lo
necesitases,
ya que
por
teléfono
las
palabras
se las
lleva el
viento.
Sigues
estos
refranes:
“del
viejo,
el
consejo”
y “no
desprecies
los
consejos
de los
sabios
ni de
los
viejos”.
Yo me
siento
feliz de
que
compartas
conmigo
tus
sueños,
tus
preocupaciones,
en fin,
todo lo
que
quieras
decirme,
como lo
hacías
cuando
estaba
en la
ciudad,
y yo
intentaré
transmitirte
mis
conocimientos,
basados
en la
vivencia
de la
realidad
y en el
trato
con
tantas y
tan
diversas
personas
a lo
largo de
mi vida.
Puedo
equivocarme,
pero te
comunicaré,
veramente,
lo que
he
aprendido
y lo que
he
experimentado.
Sentí
mucho
que no
hayas
podido
venir
con tus
padres
para
asistir
a la
berrea
que
organiza
el
Ayuntamiento
cada
año. Los
venados
se han
alimentado
bien y
hay
excelentes
trofeos,
importantes
ejemplares,
varios
oro, y
otros
plata y
bronce.
Los
bramidos
de los
machos
son
espectaculares.
Se
dispersan
para
buscar
el sitio
en el
que las
ciervas
van a
pastar,
a la
espera
de su
entrada
en celo
para la
monta.
Los
mejores
machos
intentan
agrupar
un
número
de
hembras
y las
custodian.
Es
entonces
cuando
se
establecen
las
jerarquías,
tras las
luchas
por el
harén.
Demuestran
su poder
con
berreos
y
combates
rituales
utilizando
su
cornamenta.
Algunas
personas
están en
contra
del
deporte
de la
caza, la
razón es
que no
saben
que es
preciso
mantener
un
equilibrio
ecológico
y que no
sufren,
no
mueren
como los
animales
que
comemos...
Además,
es un
espectáculo
que
atrae a
muchos
turistas,
tanto si
son
cazadores
como si
no lo
son, y
supone
ingresos
para los
negocios
hosteleros
y otros.
Es
necesario
cuidar
bien la
cabaña,
proveyendo
de
comida y
agua a
las
reses
durante
casi
todo el
año y
mantener
una
persona
especializada
a su
cuidado.
Todo
esto
conlleva
un gasto
importante,
por esta
razón y
por
otras
muchas,
las
reses
deben
ser
respetadas,
está
prohibido
el “furtiveo”,
es
decir,
que los
furtivos
cacen
sin
respetar
la
propiedad
ni el
equilibrio
en el
número y
calidad
de los
ejemplares.
Espero
con
ilusión
tu
próximo
email.
Muchos
besos,
con todo
el
cariño
de tu
abuelo. |