|
|
|

Manual oficial de la
Legión de María
Continuación
- 21 -
EL MÍSTICO HOGAR DE NAZARET
Se puede aplicar esta doctrina de una manera particular a las juntas
legionarias y especialmente a las juntas del praesidium, que constituyen
el corazón del sistema de la Legión.
Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio, de
ellos (Mt 18,20). Estas palabras de nuestro Señor que tanto mas influye
su presencia en los miembros de su Cuerpo místico cuanto mayor sea el
número de los que se reúnen para servirle. El número queda especificado
como condición para que pueda Él ostentar plenamente su poder. Tal vez
esto resulte consecuencia de nuestras deficiencias individuales: son tan
limitadas las virtudes de cada ser humano, que por él no puede Cristo
manifestarse más que en parte. Se aclara esto con una comparación
natural: un cristal de un color no transmite más que su matiz propio e
individual, cerrando el paso a los demás; pero, cuando se armonizan
cristales de todos los colores proyectando sus matices en combinación,
producen la plenitud de la luz. De igual manera, cuando se reúne un buen
número de cristianos para trabajar por el Señor, y sus cualidades se
complementan mutuamente, Él mostrará más perfectamente a través de
ellos, su gloria y su poder.
Cuando los legionarios se reúnen en el praesidium en su nombre y para
realizar su obra, El está allí, en medios de ellos, con su poder; y ha
quedado patente que esa fuerza suya brota de Él allí (Mc 5,30)
Con Jesús, en esa pequeña familia legionaria, están su Madre y San José,
que tienen con el praesidium las mismas relaciones que tuvieron con Él:
esto nos permite considerar al praesidium como una prolongación del
hogar de Nazaret; una prolongación basada en la realidad, no en piadosas
imaginaciones. Dice Bérulle: “Tenemos que tratar las cosas y los
misterios de Jesús no como cosas antiguas y muertas, sino como cosas
presentes y vivientes, y, mejor aún, eternas”. Según esto, podemos
identificar el local y las cosas del praesidium con la casa y los
enseres de Nazaret; y en el trato que los legionarios den a las
pertenencias del praesidium se verá si aprecian esta verdad de que
Cristo vive entre nosotros, y trabaja por medio de nosotros, sirviéndose
de las cosas que usamos.
Esta reflexión nos impulsará suavemente a cuidar con esmero todo lo que
pertenece al praesidium, pues éste es nuestro hogar.
Aunque los legionarios no puedan ejercer muchas veces pleno dominio
sobre el salón de juntas, sí podrán disponer más libremente de los demás
accesorios de la junta: la mesa, las sillas, el altar, los libros.
Exáminense: si la Madre del praesidium quiere continuar en este nuevo
hogar de Nazaret el mismo solícito cuidado que tuvo en Galilea, ¿qué
hacen los legionarios para facilitárselo? Ella necesita de su ayuda. Se
la pueden negar, o se la pueden prestar con negligencia, deformando así
el trabajo que Ella hace por el Cristo místico. Mediten esto, e
imagínense como mantenía María su hogar.
Pobre sí que era, y sus muebles distaban mucho de ser lujosos. Y, sin
embargo, la casita tuvo que ser de lo más hermoso. Porque, entre todas
las esposas y madres de todos los tiempos, María era única y singular,
dotada de un gusto fino y delicado, que no pudo menos de traslucirse en
cada detalle de su hogar. Cada objeto, por sencillo que fuese, debió, en
algún modo, llevar impreso su sello; cada cosa ordinaria, su encanto. Es
que Ella amaba -como solo Ella sabia amar todas aquellas cosas, por
Aquel que las creó y que ahora hacía uso humano de ellas. Ella las
cuidaba, limpiaba y pulía, y procuraba dejarlas bonitas; eran cosas, que
a su manera, tenían que quedar del todo perfectas. De fijo que en
aquella casa no había nada que desentonara en lo más mínimo. Era
imposible, porque aquel hogar era el mejor. Era la cuna de la Redención,
el lugar donde se formaba el Amo del mundo. Todo en este hogar le servía
misteriosamente a Aquel que todo lo hizo. Por consiguiente, todo tenía
que contribuir en él a tan sublime fin, y así era felizmente, gracias al
orden, limpieza, brillo y un no sé qué que María sabía poner en cada
cosa.
Todo en el praesidium contribuye, a su manera, a formar al socio, y
todo, por lo tanto, debería reflejar las características del hogar de
Nazaret. Es consecuencia lógica de la imitación de Jesús y María.
Cierto autor francés escribió un libro titulado Un viaje alrededor de mi
aposento. Vayamos nosotros de viaje con el pensamiento alrededor del
praesidium, y analicemos con ojo muy crítico y oído afinado todo cuanto
contribuye a la formación de los miembros del mismo: el piso, las
paredes y las ventanas; los muebles, la composición del altar, en
particular la imagen que representa el centro del hogar, la Madre.
Reparemos, sobre todo, en el comportamiento de los socios y en su manera
de llevar la junta.
Si la suma total de cuanto se ve y se oye no armoniza con el hogar de
Nazaret, no es probable que resida en ese praesidium el espíritu de
Nazaret, y, sin este espíritu, el praesidium está más que muerto.
Sucede a veces que los oficiales, como padres indignos, educan mal a
quienes les han sido confiados. Las deficiencias de los praesidia son
casi siempre culpa de los oficiales. Si los socios no son puntuales y
regulares en asistir, si no trabajan bastante o trabajan con
irregularidad, si en las juntas deja algo que desear su comportamiento,
es porque esos fallos han sido consentidos por los oficiales, porque
éstos no les enseñan como deben. En vez de formar a los miembros del
praesidium los están deformando.
¡Cómo contrasta esta deficiencia con el hogar de Nazáret! ¡Imagínese a
nuestra Señora descuidada en el orden y en los detalles, y educando mal
a su Hijo! ¡Imagínesela -es difícil, pero hágase el esfuerzo-
desaliñada, floja, indigna de confianza, indiferente; dejando arruinarse
el santo hogar, para mofa y escarnio de los vecinos! ¡Si la misma idea
es un absurdo! Sin embargo, hay muchos oficiales legionarios que dejan
deteriorarse las cosas vergonzosamente en el praesidium, en este nuevo
hogar de Nazaret el cual hacen profesión de administrar sustituyendo a
nuestra Señora.
Por el contrario: en el empeño y la sinceridad del praesidium por la
perfección de todos estos detalles, percibimos que allí está realmente
nuestro Señor y con la plenitud expresada en sus propias palabras. El
espíritu de la Sagrada Familia no quedó confinado ni en la santa casa,
ni en Nazaret, ni en Judea, ni en ningún otro confín. Tampoco, pues,
puede ser confinado el espíritu del praesidium.
“EI amor de los católicos por la Madre de Dios manifiesta un loable
sentimiento artístico, al no querer indagar en minuciosos detalles de la
vida íntima de Nazaret. Sabemos que en Nazaret habita una vida que
trasciende toda experiencia humana, y aún la humana comprensión. ¿Acaso
habrá en este mundo alguien capaz de retratar a esas dos vidas de
sobrehumana intensidad, que encuentran en su misma intensidad la más
completa fusión de todos sus movimientos, afectos y aspiraciones? Me
quedo mirando desde la cima que domina Nazaret, y veo a una mujer que
baja camino de la fuente con un cántaro en al cabeza, y a. su lado un
joven de quince años. Yo se que entre los dos existe un amor tal que no
tiene igual ni entre los espíritus que moran ante el trono de Dios. Pero
se también que. No me es permitido ver más, para no morirme de asombro”
(Vonier, La Maternidad Divina).
- 22 - ORACIONES DE LA LEGIÓN
Las oraciones de la Legión de María son las siguientes, divididas según
el orden en que han de rezarse en las juntas. Cuando se rezan en privado
no es necesario seguir este orden.
Todas estas oraciones las han de rezar diariamente los socios
auxiliares.
La señal de la Cruz que se indica al principio y al final de cada
sección de las oraciones, tienen aplicación sólo cuando se rezan en esta
forma. Cuando no se dividen, se hace la señal de la Cruz únicamente al
principio y al fin de todas ellas.
1, Oraciones que se dirán al comienzo de la junta:
En el nombre del Padre, etc.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en
ellos la llama de tu amor.
V. Envía, Señor, tu Espíritu y todo será creado.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
OREMOS
Oh Dios; Padre nuestro, derrama los dones de tu Espíritu sobre el mundo:
enviaste el Espíritu a tu Iglesia para iniciar la enseñanza del
Evangelio; que sea ahora tu Espíritu el que continúe trabajando en el
mundo a través de los corazones de todos los que creen en ti. Por Cristo
nuestro Señor amén.
V. Señor, abre mis los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén.
Se reza el santo rosario y la salve
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
Jesucristo.
OREMOS
Oh, Dios, cuyo Hijo Unigénito nos obtuvo la salvación eterna por medio
de su vida, muerte y resurrección; concédenos, a quienes meditamos estos
misterios en el rosario de la bienaventurada Virgen María, imitar lo que
enseñan y alcanzar lo que prometen. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
V Sacratísimo corazón de Jesús.
R. Ten piedad de nosotros.
V Inmaculado corazón de María.
R. Ruega por nosotros.
V San José.
R. Ruega por nosotros.
V. San Juan Evangelista.
R. Ruega por nosotros.
V. San Luis María de Montfort.
R. Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre, etc.
2. Catena Legionis
(Se dirá a mitad de la junta. Todo legionario debe rezarla
diariamente)
Antífona. ¿Quién es Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella
como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado
en batalla?
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grande por mí;
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo;
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
a favor de Abrahán y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona. ¿Quién es Ésta que va subiendo cual aurora naciente, bella
como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado
en batalla?
V. Oh María, sin pecado concebida.
R. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti
OREMOS
Oh, Señor Jesucristo, medianero nuestro delante del Padre, que
constituiste a la santísima Virgen, tu Madre, Madre nuestra y medianera
ante Ti, haz que cuantos a ti acudieren para pedirte beneficios se gocen
de haberlo conseguido todo por Ella. Amén.
3. ORACIONES FINALES
(Que se debe rezar al concluir la junta)
En el nombre del Padre, etc.
Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las
súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos
siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.
V. (invocación propia del praesidium)
R. Ruega por nosotros.
(Fuera- de las juntas del praesidium, todos los socios dirán la
invocación siguiente):
V. María Inmaculada, Medianera de todas las gracias.
R. Ruega por nosotros.
V San Miguel y San Gabriel
R. Rogad por nosotros
V. Todas las potestades del cielo, Legión angélica de María.
R. Rogad por nosotros,
V. San Juan Bautista
R. Ruega por nosotros.
V. Santos Pedro y Pablo
R, Rogad por nosotros.
(Todos dirán al unísono la siguiente oración hasta el primer Amén, y
continuará el sacerdote solo)
Señor, concédenos a cuantos servimos bajo el estandarte de María, la
plenitud de fe en ti y confianza en ella,
a las que se ha concedido la conquista del mundo. Concédenos una fe
viva, que, animada por la caridad, nos habilite para realizar todas
nuestras acciones por puro amor a ti, y a verte y servirte en nuestro
prójimo; una fe firme e inconmovible como una roca, por la cual estemos
tranquilos y seguros en las cruces, afanes y desengaños de la vida; una
fe valerosa, que nos inspire comenzar y llevar a cabo, sin vacilación,
grandes empresas por tu gloria y por la salvación de las almas; una fe
que sea la Columna de Fuego de nuestra Legión,
que hasta el fin nos lleve unidos, que encienda en todas partes el fuego
de tu amor, que ilumine a aquellos que están en oscuridad y sombra de
muerte, que inflame alas tibios, que resucite alas muertos por el
pecado; y que guíe nuestros pasos por el Camino de la Paz, para que,
terminada la lucha de la vida, nuestra Legión se reúna sin pérdida
alguna en el reino de tu amor y gloria. Amén. Las almas de nuestros
legionarios, y las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz
por la misericordia de Dios, Amén.
(EI sacerdote presente da luego su
bendición; si no hay sacerdote: En el nombre del Padre, etc.]
“La fe de María aventajó a la de todos los hombres y ángeles juntos.
Aunque vió a su Hijo en el establo de Belén, le tuvo por Creador del
mundo: viéndole fugitivo de Herodes, nunca vaciló en creer que era Rey
de reyes. Le vió nacer, pero creyó que existía desde toda la eternidad;
pobre y desprovisto de todo, le creyó Dueño del universo; le vió tendido
sobre unas pajas, más su fe le dijo que era el Todopoderoso; vió como no
hablaba palabra y, con todo, creía que era la misma Sabiduría infinita.
Oyendo sus gemidos, supo que era la alegría del Paraíso. Y, al fin, le
vió morir, blanco de todos los insultos, clavado en una cruz, y, aunque
todos los demás vacilaron en la fe, Ella, con la suya inquebrantable,
creyó que verdaderamente era el Hijo de Dios” (San Alfonso de Ligorio).
(Esta cita no forma parte de las oraciones legionarias.)
- 23 - LAS ORACIONES SON INVARIABLES
Las oraciones de la Legión son invariables. Ni siquiera en las
invocaciones está permitido poner ni quitar nada, si en ello pudiere
haber la menor discusión sobre la legitimidad de hacerlo; ni está
permitido introducir santos nacionales, locales o de particular
devoción.
Esta regla reclama sacrificio; pero sacrificio que se pide solo después
de haber hecho otro, y grandísimo; como concederán, gustosamente cuantos
conozcan e! país donde se ha formulado esta regla, y e! entrañable
afecto que sienten sus habitantes a su Apóstol nacional.
Verdad es que tolerar invocaciones particulares no constituiría de suyo
una gran desviación del uso común; así y todo dejaría entrar un germen
de discrepancia, cosa que la Legión mira con horror.
Y, ya que e! alma de la Legión se revela en sus oraciones, es muy, justo
que estas, al ser articuladas en las distintas lenguas que con el tiempo
las adopten, sean ejemplo -por la estricta uniformidad de las mismas- de
esa perfecta unidad de miras y de corazones, del reglamento y de
práctica, a la cual exhorta la Legión a cuantos militan bajo su bandera
en cualquier nación.
“Así como sois hijos de Cristo, sedlo también de Roma” (San Patricio)
“Señor mío, dadme la gracia de trabajar por conseguir las cosas que os
pido” (Santo Tomás Moro)
- 24 - PATRONOS DE LA LEGION
1. San José
En las oraciones de la Legión el nombre de San José sigue a las
invocaciones de los corazones de Jesús y de María, pues en la corte
celestial él ocupa el lugar más alto después de Ellos.
Fue cabeza de la Sagrada Familia,- y desempeñó para con Jesús y María un
cometido especialísimo, y de primera categoría. El más grande de los
santos, ejerce ahora el mismo oficio, ni más ni menos, con relación al
Cuerpo místico de Jesús y con relación a la Madre de este cuerpo
místico. Ampara la vida y el desarrollo de la Iglesia, y por
consiguiente de la Legión. Su solicitud no falla, es vital, animada como
está por su preocupación paternal; en influencia solo le aventaja la
maternidad espiritual de María, y así lo ha de reconocer la Legión. Para
que su amor despliegue toda su fuerza en nosotros, tenemos que abrirnos
del todo a él, y amarle con un amor semejante, al que él nos tiene.
Jesús y María le fueron siempre atentos y agradecidos por cuanto hizo
por Ellos; de igual modo han de serle atentos constantemente los
legionarios.
El 19 de Marzo se celebra la fiesta de San José, esposo de la Santísima
Virgen y protector de la Iglesia universal. El 1° de Mayo, la fiesta de
San José Obrero.
“No podemos separar la vida histórica de Jesús de su vida mística,
perpetuada en la Iglesia. No sin razón han proclamado los papas a San
José protector de la Iglesia. Entre las vicisitudes de los tiempos y de
las costumbres, su oficio ha continuado siempre siendo e! mismo. Como
protector de la Iglesia de Cristo, no hace otra cosa que continuar
desempeñando la misión que tuvo en la tierra. Desde los días de Nazaret
la familia de Dios ha crecido y se ha esparcido hasta los confines del
orbe. El corazón de José se ha ensanchado en proporción a su nueva
paternidad, la cual prolonga y supera la paternidad prometida por Dios a
Abrahán, padre de una innumerable descendencia. En su trato con
nosotros, Dios no cambia; no hay arrepentimientos, no varía su plan
arbitrariamente. Todo es uno, ordenado, consistente y continuo. José,
padre nutricio de Jesús, es también padre nutricio de los hermanos de
Jesús, esposo de María, que dio a luz a Jesús, permanece unido a Ella de
un modo misterioso, mientras continúa en e! mundo el nacimiento místico
de la Iglesia. Por eso, e! legionario de María, que trabaja por extender
en la tierra el Reino de Dios -la Iglesia-, reclama con razón la
protección especial de aquel que fue jefe de la Iglesia recién nacida,
que eso fue la Sagrada Familia” ( Cardenal L.J. Suenens).
2. San Juan Evangelista
San Juan, el discípulo preferido de Jesús, se nos presenta como dechado
de devoción al. Sagrado Corazón, del cual estuvo pendiente hasta oír sus
últimos latidos, hasta verle, después de muerto, traspasado por una
lanza. Pero también se nos mostró modelo de devoción al Corazón
Inmaculado de María: con entrega virginal hizo las veces del mismo
Jesús, y siguió dando a María pruebas de amor filial, hasta que Ella
murió.
La tercera Palabra que pronunció nuestro Redentor desde la cruz fue algo
más que el mero cumplimiento de un deber de piedad filial para con su
desconsolada Madre. En la persona de San Juan confió a María todo el
género humano, en particular aquellos que se habían de unir a Jesús
mediante la fe. María fue, así, proclamada Madre de todos los hombres:
entre ellos- hermanos entre sí-, Jesús es el primogénito, y San Juan fue
el representante de los demás, el primero en ser declarado hijo adoptivo
de María, y modelo para cuantos lo son como él. Es un santo a quien la
Legión debería profesar la devoción más cordial.
Amaba a la Iglesia y a todos los fieles, y se entregó completamente a su
servicio. Fue apóstol y evangelista, y tuvo el mérito del martirio. Fue
el sacerdote de María, y por eso es el patrón por excelencia del
sacerdote legionario, entregado a una organización que no tiene más
aspiraciones que ser copia viviente de María.
La fiesta de San Juan Evangelista se celebra el 27 de Diciembre.
Al ver a su Madre y a su lado al discípulo preferido, dijo Jesús:
“Mujer, ése es tu hijo” Y luego al discípulo: “Esa es tu madre”. Desde
entonces el discípulo la tuvo en su casa (Jn 19, 26-27).
3. San Luis María de Montfort
Después de haber tomado reiteradamente el acuerdo de no admitir patronos
particulares ni locales, parecerá tal vez algo excesivo incluir el
nombre de San Luis María de Montfort. Hay que afirmar, sin embargo, y
sin vacilación alguna, que nadie como este hombre santo ha tenido tanta
parte en el desarrollo de la Legión. El Manual rebosa de su espíritu,
las preces legionarias son eco de sus mismas palabras. Verdaderamente es
maestro de la Legión, por lo cual los legionarios deben -casi en
conciencia- invocarle”. (Decisión de la Legión al consignar a San Luis
María de Montfort en la serie de invocaciones). Fue canonizado el 20 de
Julio de 1947, y su fiesta se celebra el 28 de Abril.
“No sólo fundador, sino también misionero, Y más que misionero, porque
aún hay otro aspecto: es doctor y teólogo, que nos ha dado una
mariología como nadie antes de él la había concebido. Tan profundamente
ha explorado las raíces de la devoción mariana, tan ampliamente ha
ensanchado sus horizontes, que ha venido a ser indudablemente el gran
previsor de todas las manifestaciones modernas de María: desde Lourdes
hasta Fátima, desde la definición de la Inmaculada Concepción hasta la
Legión de María. Se constituyó él mismo en heraldo de la venida del
reino de Dios por medio de María, y en pregonero de aquella tan deseada
salvación que en la plenitud de los tiempos traerá al mundo la Virgen
Madre de Dios por su Inmaculado Corazón”. (Cardenal Federico Tedeschini,
antiguo arcipreste de San Pedro. Discurso con ocasión del descubrimiento
de la estatua de San Luis María de Montfort en la basílica de San Pedro,
el 8 de diciembre de 1948).
“Presiento que han de venir unas bestias rabiosas, llenas de furor, que
intentarán despedazar con sus dientes diabólicos este modesto libro y a
aquel de quien se ha servido el Espíritu Santo para escribirlo, o
tratarán, al menos, de sepultarlo en la oscuridad y perseguirán a los
que lo lean y lo pongan en práctica.
Pero, ¿qué importa? ¡Tanto mejor! Esta visión me anima y me da esperanza
de grandes éxitos, pues veo venir una legión potente de Jesús y María,
compuesta por soldados bravos y valientes, de ambos sexos, dispuestos a
combatir al Maligno, al mundo y a la naturaleza corrompida, en esos
tiempos, más peligrosos que nunca, que están por venir” (San Luis María
de Montfort -muerto en 1716 -, La verdadera devoción a la bendita Virgen
María).
4. El arcángel San Miguel
“Aunque príncipe de toda la corte celestial, San Miguel es el más celoso
en honrar y hacer honrar a María, y está siempre a la expectativa,
esperando recibir el honroso encargo de ir a ofrecer sus servicios, por
mandato de su Reina, a alguno de los siervos de Ella” (San Agustín).
San Miguel ha sido siempre el patrón del pueblo escogido, en la Ley
Antigua y en la Nueva; sigue siendo el leal defensor de la Iglesia. Pero
su protección sobre los judíos no terminó cuando éstos no respondieron a
la revelación: por el contrario, se intensificó, por razón de su mayor
necesidad, y porque son consanguíneos de Jesús, María y José. La Legión
milita bajo San Miguel. Bajo su inspiración debe procurar con amor la
recuperación de ese pueblo, con el cUal el Señor hizo una eterna alianza
de amor.
La fiesta del “General de los Ejércitos del Señor” (Jos 5,14) se celebra
el 29 de septiembre.
“De acuerdo con la revelación, los ángeles que participan de la vida de
la Santísima Trinidad en la luz de su gloria, están llamados a
desempeñar su papel en la historia de la salvación del hombre, en los
momentos establecidos por la Divina Providencia.”
“¿Es que no son todos ellos espíritus servidores, con la misión de
asistir a los que han de heredar la salvación?; pregunta el autor de la
carta a los hebreos (Hb 1,14). La Iglesia cree y enseña esto basándose
en la Sagrada Escritura, por la que sabemos que la misión de los ángeles
buenos es la protección de los hombres y el pedir su salvación” (Papa
Juan Pablo II, Audiencia General, 6 de agosto de 1986).
5. El arcángel San Gabriel
En algunas liturgias son aclamados juntos San Gabriel y San Miguel, con
títulos como los siguientes: Campeones y Príncipes; Caudillos de las
huestes celestiales; Capitanes de los ángeles; Siervos de la Divina
Gloria; Guardianes y Guías de los seres humanos.
San Gabriel es el ángel de la Anunciación. Por su medio fueron dirigidos
a María los parabienes de la Santísima Trinidad; él fue quien anunció al
hombre por primera vez el misterio de la Trinidad; él, quien declaró la
Inmaculada Concepción; él, quien hizo sonar las primeras notas del
rosario.
Lo que hemos dicho del cuidado de San Miguel para con los judíos, tal
vez pueda afirmarse de San Gabriel en relación con los musulmanes. Éstos
creen que fue San Gabriel quien les reveló su religión. Tal creencia,
aunque infundada, viene a ser una cortesía musulmana para con este
glorioso arcángel, que él tratará de devolverles con otra mejor,
dándoles luz sobre la revelación cristiana, de la cual fue custodio.
Pero él solo no puede .obrar esa transformación: la cooperación humana
es siempre necesaria.
Jesús y María ocupan un lugar muy destacado en el Corán, donde aparecen
de modo semejante al del Evangelio, aunque sin ninguna, función; y Ellos
permanecerán así en el Islam hasta que alguien vaya a ayudarles a
manifestarse con una auténtica interpretación de Sí mismos. Está
demostrado que la Legión posee un don particular para esto, y que sus
miembros son recibidos con aprecio por parte de los musulmanes. ¡Qué
estupendo fondo para un diálogo, el que ofrece todo ese material del
Corán!
La festividad de San Miguel, junto con la de San Gabriel y San Rafael,
se celebra el 29 de septiembre.
“Las Escrituras nos muestran a uno de los más encumbrados de la nobleza
celestial enviado en forma visible para anunciar a María el misterio de
la Encarnación. Fue un ángel quien rogó a María que consintiera en ser
Madre de Dios, ya que, en virtud de su divina Maternidad, ejercería Ella
sobre rodos los ángeles soberanía, poder y dominio. Escribe Pío XII: “se
puede decir que el arcángel Gabriel fue el primer mensajero celestial de
la realeza de María” (Ad Coeli Reginam). Gabriel es honrado como patrón
de aquellos que emprenden misiones de importancia, que traen de Dios las
noticias más importantes. El llevó a María el divino mensaje. En aquel
momento, María ocupó el puesto de toda la humanidad, y el representaba a
todos los ángeles. Su diálogo, que será la inspiración de los hombres
hasta el fin de los tiempos, estableció un tratado sobre el cual se
levantarían los cielos nuevos y la tierra nueva. ¡Qué maravilloso, pues,
debió dé ser aquel que habló con María! ¡Qué erróneo es reducir su papel
a un recitado meramente pasivo! Había sido plenamente iluminado, y dio
pruebas de los más amplios recursos. Respetuoso para con María, y como
mensajero en el que Dios depositó su confianza, respondió a plena
satisfacción todas las preguntas que Ella le hizo. Del encuentro de
Gabriel y nuestra Señora vino la renovación de todo lo creado. La nueva
Eva reparó la ruina causada por la primera Eva. El nuevo Adán, como
Cabeza del Cuerpo místico- que incluye a los ángeles -, restauró no solo
a la humanidad, sino también el honor de los ángeles, manchado por el
ángel prevaricador” (Miguel O´Carroll, C.S.Sp.)
6. Las potestades celestiales. Legión angélica de María
“Regina angelorum! ¡Reina de los ángeles! ¡Qué encanto qué anticipo del
gozo celestial pensar así en María, nuestra Madre, rodeada sin cesar de
legiones de ángeles! (Papa Juan XXIII).
“María es la generalísima de los ejércitos de Dios. Los ángeles
constituyen la tropa más gloriosa de aquella que es terrible como un
ejército formado en batalla” (Boudon, los ángeles).
Desde un principio fueron invocados los ángeles en las oraciones
de la Legión, en la siguiente forma:
San Miguel arcángel ruega por nosotros.
Nuestros santos ángeles custodios rogad por nosotros.
No cabe duda de que en esto la Legión fue guiada desde arriba, porque no
se veían entonces con la claridad de ahora los lazos íntimos que unen a
los ángeles con la Legión. Con el transcurso del tiempo se hizo más y
más patente la conveniencia de recurrir a los ángeles. Se llegó a ver
que los ángeles forman el apoyo logístico celestial en la campaña
legionaria: cada socio, activo y auxiliar, tiene a su ángel custodio
luchando y asestando golpe tras golpe a su lado. En cierto sentido, esta
batalla tiene más importancia para el ángel que para el legionario, pues
el ángel percibe con mayor claridad lo que está en juego: la gloria de
Dios y el valor del alma inmortal. Así que el interés del ángel es
vivísimo, y su ayuda, indefectible. Y todos los demás ángeles están
comprometidos en la lucha, particularmente los ángeles custodios de
aquellas personas por quienes trabaja la Legión, y le prestan su ayuda.
Es más: todo el ejército angélico se apresura a actuar, ya que nuestra
batalla es parte integral de la lucha que desde un principio sostienen
los ángeles contra el maligno y quienes le siguen.
A los ángeles se les señala en la Revelación un puesto eminente, tanto
en el Antiguo como en el Nuevo Testamento; se les menciona centenares de
veces. Son representados como luchando paralelamente con los hombres, y
teniendo para con estos un oficio protector, invisible pero eficaz.
Intervienen en circunstancias, excepcionales. Frecuentemente surge la
frase: Dios envió a su ángel Todos los nueve coros angélicos ejercen
alguna forma de protección sobre los individuos, lugares, ciudades,
naciones; sobre la naturaleza; y, algunos hasta sobre sus ángeles
compañeros. Las Escrituras dicen que los mismos reinos paganos tienen
sus ángeles custodios (Dn 4,10 y 20; 10, 13). Los coros se llaman:
ángeles, arcángeles, querubines, serafines, potestades, principados,
tronos, virtudes y dominaciones.
En resumen, los ángeles nos ayudan colectiva e individualmente
ejerciendo una función análoga a la de las fuerzas aéreas con relación
al ejército de la tierra.
Por todo eso se llegó a ver que la invocación angélica en uso no
expresaba debidamente este oficio protector universal de lo ángeles, y
así se resolvió que:
a) se debería mejorar la fórmula;
b) debería vincularse la palabra Legión con los ángeles.
Nuestro Señor mismo se la había aplicado, consagrándola: viéndose
amenazado de sus enemigos, dijo: “¿Piensas que no puedo acudir a mi
Padre? El pondría ahora mismo a mi lado más de doce legiones de ángeles”
(Mt 26,53);
c) y se debería incluir el nombre de María en la invocación. Ella es la
Reina de los ángeles; es verdaderamente la comandante de la Legión
angélica. Y para nuestra Legión sería una nueva bendición el saludarla
con este título, tan profundamente significativo.
Como resultado de un prolongado estudio, en el que tomó parte toda la
Legión, el día 19 de agosto de 1962 se adoptó la siguiente invocación:
Todas las potestades del cielo, Legión angélica de María, rogad por
nosotros.
La fiesta de esta Legión celestial se celebra el2 de octubre.
Hay una asociación, llamada de los “Philangeli”, que tiene como vocación
y carisma propios propagar el conocimiento de los ángeles y su devoción.
Su principal centro es:
Philangeli, Hon. General Secretary, Salvatorians, 129 Spencer Road,
Harrow Weald, MiddlesexHA37BJ, England.
“La condición de nuestra Señora como Reina de los ángeles no debe
tomarse solamente como un título honorífico. Es una participación de la
realeza de Cristo, que tiene dominio absoluto y universal sobre la
creación. Los teólogos no han explicado todavía las formas de este
correinado de María Reina con Cristo Rey; pero una cosa está clara: que
la realeza de nuestra Señora es principio de acción, y sus efectos se
extienden hasta los confines del universo, tanto visible como Invisible.
Gobierna a los espíritus buenos y domina a los malignos. Gracias a esta
realeza se forja una alianza indisoluble entre la sociedad humana y la
angélica; por ella la creación entera será conducida a su verdadero
destino: la gloria de la Trinidad. Esta realeza es nuestro escudo,
porque nuestra Madre y Protectora tiene el poder de mandar a los ángeles
que nos socorran. Para María significa una participación activa con su
Hijo en la obra de debilitar y destruir el imperio de Satanás sobre los
hombres” (Miguel O' Carroll, C.S.Sp.).
7. San Juan Bautista
San Juan Bautista no quedó formalmente incluido entre los santos
patronos de la Legión hasta el18 de diciembre de 1949. Cosa extraña y
difícil de explicar, pues el hecho es que este santo es el que está
relacionado más íntimamente con la espiritualidad legionaria, si
exceptuamos al glorioso San José.
a) San Juan Bautista fue el primer legionario y el prototipo de todos
ellos: como precursor, fue delante del Señor para prepararle el camino y
enderezar las sendas; y fue también modelo de firmeza inquebrantable por
la causa de Jesucristo, por la que estuvo siempre pronto a morir, y por
la cual, de hecho, murió mártir.
b) Además, su formación espiritual la recibió de la misma María, como la
deben recibir todos los legionarios. Declara San Ambrosio que la
principal razón de prolongar la Virgen su visita a Santa Isabel fue
formar y preparar al niño para su oficio de gran profeta. Y la catena-
nuestra plegaria central, y la única que obliga diariamente a todos los
legionarios, activos y auxiliares- ensalza la hora de esa formación del
Precursor.
c) El episodio de la Visitación presenta por primera vez a nuestra
Señora en su calidad de Medianera de la divina Gracia, y a San Juan como
el primero en beneficiarse de dicha mediación. No extraño, pues, que a
San Juan se le mirara desde un principio como patrono especial de la
Legión y de cuanto la Legión emprende, en sus contactos personales,
visitas, etc., porque todo ello no es más que un esfuerzo para colaborar
al oficio mediador de la santísima Virgen.
d) San Juan -elemento integrante de la misión de nuestro Señor tiene que
entrar necesariamente en cualquier organización que busque perpetuar
dicha misión. El Precursor sigue siendo indispensable. Si no interviene
para presentar a Jesús y María ¿quién sabe si Ellos no querrían
mostrarse? Este puesto especial que ocupa San Juan lo tienen que
reconocer los legionarios, y, por su fe en él, le deben facilitar que
siga ejerciendo mediante ellos su labor precursora. “Si Jesús es siempre
El que ha de venir, San Juan es igualmente el que va delante; pues la
economía de la Encarnación histórica continúa a través del Cuerpo
místico” (Daniélou).
e) El lugar propio para la invocación de San Juan está en las oraciones
finales, inmediatamente después de la Legión angélica. Así, en las
oraciones de la Legión tenemos un conjunto perfecto: el Espíritu Santo
-presentándose como “columna de fuego” mediante la santísima Virgen-
domina la Legión; la Legión angélica, con San Miguel y San Gabriel a la
cabeza, apoya la lucha; y delante, como explorador, va San Juan, el
Precursor, desempeñando su oficio providencial, como siempre; y, por
fin, los generales del ejército San Pedro y San Pablo.
f) San Juan Bautista tiene dos fiestas, la de su nacimiento y la de su
martirio. La primera se celebra el día 24 de junio, y la segunda el 29
de agosto.
“Yo creo que el misterio- sacramentum- de Juan se viene cumpliendo en el
mundo de nuestros días. A todo aquel que ha de creer en Jesucristo se le
ha de comunicar interiormente la virtud y el espíritu de Juan, el cual
prepara al Señor un pueblo perfecto, endereza las sendas escabrosas del
corazón y allana los caminos. Hasta el día de hoy la virtud y el
espíritu de Juan preceden a la venida del Señor y Salvador” (Orígenes).
8. San Pedro
“Como príncipe de los apóstoles, San Pedro es el patrono por excelencia
de una organización apostólica. Fue el primer Papa, pero representa toda
la serie ilustre de Pontífices y al Padre Santo actual. Cuando
invocamos, pues, a San Pedro, volvemos a expresar la lealtad que profesa
la Legión a Roma, centro de nuestra fe, fuente de autoridad, disciplina
y unidad” (Decisión de la Legión al poner nombre de San Pedro en la
lista de invocaciones).
La fiesta de San Pedro y San Pablo se celebra el 29 de junio.
“Ahora te digo: Tú eres Piedra, y sobre esta roca voy a edificar mi
Iglesia, y el poder de la muerte no la derrotará. Te daré las llaves del
Reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo,
y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo” (Mt 16,
18-19).
9. San Pablo
Un alma que aspire a ganar a otras almas tiene que ser inmensa como los
mares; para convertir el mundo, es menester un coraz6n más grande que el
mundo. Tal fue San Pablo desde el día en que, repentinamente envuelto y
alumbrado por una luz del cielo, se abraz6 en encendidas ansias de
colmar el mundo del nombre y de la fc de Jesucristo. ¡El Ap6stol de los
gentiles!: su nombre es su obra. Trabajó incansablemente, hasta que la
espada del verdugo le hizo entregar su alma indómita en manos del
Creador; pero le sobrevivieron sus escritos, que permanecerán para
siempre continuando su misi6n.
Es costumbre de la Iglesia, en sus oraciones litúrgicas, juntar 9iempre
el nombre de San Pedro con el de San Pablo. Ninguna alabanza mejor para
este último. Ni tampoco hay cosa más justa, pues juntos consagraron a
Roma con su martirio. La Iglesia les honra el mismo día a los dos.
“Los judíos me han azotado cinco veces, con los cuarenta golpes memos
uno; tres veces he sido apaleado, una vez me han apedreado, he tenido
tres naufragios y pasé una noche y un día en el agua. Cuantos viajes a
pie, con peligros de ríos y con peligros de bandoleros, peligros entre
mi gente, peligros entre paganos, peligros en la ciudad, peligros en
despoblado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Muerto
de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en
ayunas, con frío y sin ropas” (2 Co 11,23-27).
- 25 - EL CUADRO DE LA LEGION
1. Este Manual lleva en la portada una reproducción en miniatura del
cuadro de la Legión. Fue pintado, como obsequio a la misma, por un
brillante joven artista de Dublín. Y -como podía esperarse de un trabajo
animado por tal espíritu- resultó una obra bellísima y muy inspirada,
según se puede apreciar por dicha reproducción.
2. El cuadro es algo muy completo: hace resaltar maravillosamente las
características de la devoción legionaria.
3. Los contornos del dibujo son un esbozo del Vexillum.
En el cuadro se traslucen las oraciones legionarias. Las preparatorias
-que comprenden la invocación y oración al Espíritu Santo y el rosario-
están simbolizadas por la Paloma que cubre a María con su sombra,
inundándola de luz y del fuego de sus amor. Con estas oraciones honra la
Legión el momento culminante de todos los tiempos, en el cual María,
dando su consentimiento a la Encarnación, mereció ser Madre de Dios y,
juntamente, Madre de la divina gracia; y, por eso, los legionarios, sus
hijos, se unen, estrechamente a Ella mediante el rosario, llevando
impresas en el corazón las palabras de Pío IX: “si tuviera un ejército
que rezase el rosario, conquistaría el mundo”.
También se hace alusión a Pentecostés: allí fue María el canal de las
gracias derramadas por el divino Espíritu, en aquel momento que se puede
llamar la confirmación de la Iglesia; allí se encendió por Ella el fuego
apostólico destinado a renovar la faz de la tierra. “Fue su poderosísima
intercesión la que obtuvo para la Iglesia naciente aquella prodigiosa
difusión del Espíritu del divino Redentor” (MC 110). Sin Ella ese fuego
no se hubiera encendido en los corazones de los hombres.
4. La Catena, en su sentido material, constituye el borde del cuadro. La
Antífona está representada con mucho acierto, por la figura de María,
“que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante
como el sol, terrible como un ejército formado en batalla”; y, en su
frente, una estrella para significar que Ella es el verdadero lucero de
la Mañana, bañado desde el primer instante de su ser en los fulgores de
la gracia redentora, y anunciando la alborada de nuestra salvación.
El Magnificat está representado por el primer versículo -la idea que
predominó siempre en la mente de María-, escrito en caracteres de fuego,
aureolando la cabeza de la Virgen. El Magnificat es, el canto triunfal
de su humildad. Ahora, lo mismo que entonces, quiere Dios depender para
sus triunfos de la humilde Virgen de Nazaret, y quiere valerse de los
que están unidos a Ella para hacer grandes cosas en honra de su santo
Nombre.
El versículo y responsorio -de la fiesta de la Inmaculada Concepción, la
principal devoción legionaria- están gráficamente expresados por la
actitud de María aplastando la cabeza de la serpiente infernal, y por
estas palabras engarzadas en la cadena del borde: “pondré enemistades
entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; Él quebrantará tu
cabeza”*(Gn 3,15). El cuadro demuestra esta lucha perpetua entre María y
la Serpiente, entre los hijos de Aquella y la raza maldita de ésta,
entre la Legión y las fuerzas del mal, que huyen a la desbandada,
derrotadas.
La oración de la catena no es otra que la del Oficio de María, Medianera
de todas las gracias, Madre de Dios y Madre de todos los hombres. En lo
alto del mismo queda representado en forma de Paloma, el Espíritu Santo,
dispensador de todo bien; debajo, el globo terráqueo, rodeado por buenos
y malos, simboliza el mundo de las almas; entre unos y otros, María,
llena de gracia, toda encendida en caridad, la Medianera y dispensadora
universal de todos los dones divinos. Ella quiere enriquecer a todos los
hombres, pero en particular a aquellos que con más verdad se muestren
hijos suyos, reclinándose sobre el Coraz6n de Jesús, a ejemplo de San
Juan, y recibiéndola a Ella por Madre. Y esta maternidad universal de
María, proclamada entre las inconcebibles angustias del Calvario, está
expresada por las palabras eslabonadas en el extremo inferior del borde:
“Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre2” (Jn 19,26-27).
5. Las oraciones finales se reflejan en todo el cuadro. La Legión es esa
hueste innumerable que avanza en orden de batalla, acaudillada por su
Reina, y que lleva sus insignias: “el crucifijo en la mano derecha; en
la izquierda, el rosario; los sagrados nombres de Jesús y María en el
corazón, la modestia y mortificación en su porte” (San Luis María de
Montfort). De sus labios brota ferviente súplica en demanda de una fe
que sobrenaturalice cada impulso y acción: de su vida, y les de valor
para atreverse a todo en el servicio de Cristo Rey; fe simbolizada por
la Columna de Fuego- que funda en uno solo los corazones de todos los
legionarios, y les guíe a la victoria y a la tierra de Promisión eterna,
irradiando en su avance las llamas del divino amor. La Columna es María
que con su fe salvó al mundo: “Bendita tú que has creído” ‡ (Lc 1,45) -
en el borde -. Y ahora, por entre espesas tinieblas, María conduce con
paso seguro a aquellos que la bendicen, hasta que sobre ellos descienda
a raudales la gloria del Señor.
6. Las preces terminan elevándonos en espíritu hasta el acto de pasar
lista en la eternidad, donde, sin faltar ni uno solo, -rogamos que se
vuelvan a juntar todos los legionarios legales para recibir el galardón
de una gloria sin fin.
Entretanto asciende una plegaria por los que han muerto en el combate y
esperan la resurrección gloriosa, pero que pueden estar necesitados de
la intercesión de sus compañeros.
“En el Antiguo Testamento leemos que, desde Egipto, el Señor caminaba
delante de ellos, de día en una columna de nubes, para guiarlos; de
noche, en una columna de fuego, para alumbrarles (Ex 13,21). Esta
columna maravillosa, unas veces en forma de nube, otras en forma de
fuego, fue figura de María en los varios oficios que desempeña para con
nosotros” (San Alfonso de Ligorio).
“Inimicítias ponam inter te et mulíerem, et semen tuum et semen illíus;
ipsum cónteret cáput túum” (Gn 3, 15).
“Mulier, ecce filius tuus: Eccc marer tua. ” (Jn 19, 26-27)
“Beata quae credidit. ” (Lc 1,45)

- 26 - LA TÉSSERA
A todos los socios, activos y auxiliares, se les proporciona una hojita
llamada tessera, que contiene las oraciones de la Legión y una
reproducción en miniatura del cuadro legionario.
Entre los romanos se daba el nombre de téssera a una tablita marcada con
una contraseña, que se enviaba a los amigos o familiares como garantía
personal. En términos militares se llamaba tessera a la tablilla
enserada que circulaba entre los legionarios romanos con la oportuna
consigna militar.
La Legión de María aplica este término téssera a la hojita que contiene
sus preces y su cuadro, porque dicha hoja reúne estos tres caracteres:
a) circula entre todos los legionarios; b) expresa la verdadera
contraseña de la Legión, sus oraciones; y c) es prenda de unión y
hermandad entre los socios donde quiera que se hallen. Por ese mismo
principio de universalidad se han adaptado también otros vocablos
latinos para designar los rasgos característicos del sistema legionario.
Favorecen tanto la comunidad mutua; que han demostrado ser absolutamente
indispensables. La objeción de que tales vocablos constituyan un
elemento raro dentro de la Legión es inadmisible, pues han arraigado de
tal forma que han venido a ser ya palabras típicamente legionarias. Se
cometería un grave perjuicio a la Legión si se la despojase de una
prenda tan útil como distintiva.
“Caminamos juntos en un valle de lágrimas; somos tan débiles, que
necesitamos el apoyo de un brazo fraternal para que nuestra flaqueza no
sucumba en el camino. Y, si esto es verdad en la vida natural, lo es
mucho más todavía en el orden de la gracia y de la salvación. Dios exige
imperiosamente que marchemos todos unidos.
La oración constituye, así, el vínculo que estrecha todas las voluntades
y todas las voces, unificándolas.
La oración en común es nuestra fortaleza, sólo ella nos hará
invencibles. Aunemos, pues, sin tardar, nuestras oraciones, nuestros
esfuerzos y nuestros anhelos: porque, si ya de por sí todas estas cosas
son poderosas, unidas, adquirirán una fuerza irresistible” (Ramiere).
- 27 - VEXILLUM LEGIONIS- EL ESTANDARTE DE LA LEGIÓN
El Vexillum Legionis es una adaptación del vexillum o estandarte de la
Legión romana. El águila ha sido sustituida por la Paloma, símbolo del
Espíritu Santo. Debajo de la Paloma, un rótulo dice: LEGIO MARlAE
(Legión de María). Entre este rótulo y el asta hay un marco ovalado con
la imagen de la Inmaculada (de la Medalla Milagrosa), unido con una rosa
y una azucena. El asta se empalma con un globo, el cual -si se trata del
modelo de mesa- descansa sobre una base cuadrada. Todo el diseño expresa
la idea de que el mundo ha de ser conquistado por el Espíritu Santo
obrando por medio de María y sus hijos.
a) El papel de correspondencia legionaria oficial deberá tener por cuño
o membrete un grabado del vexillum.
b) El modelo de mesa, que se usa para las juntas, tendrá 32 cm, de alto,
incluyendo la base, y se colocará a unos 15 cm delante y a la derecha de
la estatua. Véase la foto en la página. Se puede pedir al Concilium un
modelo en metal y ónice.
c) Para las procesiones y los Acies se utiliza un modelo grande, de unos
dos metros de alto en total, dando a la prolongación del asta debajo del
globo unos sesenta centímetros. Lo demás debe hacerse según el esbozo
que figura en la página, en escala de 12 a 1. El asta se coloca en una
base -que no forma parte del vexillum- para mantenerlo erguido durante
el acies y siempre que se no se lleve a mano.
Este vexillum grande no lo proporciona el Concilium, pero cada cuerpo
legionario puede hacerse con él fácil y decorosamente. Si se quiere una
cosa más lujosa, se recurrirá a materiales más valiosos que la madera.
Aquí tiene el artista amplio campo donde desarrollar su talento. Como
una orientación incluimos en el Manual también una foto de este vexillum
grande.
d) El vexillum es propiedad del Concilium, y sólo se podrá: reproducir
con su permiso expreso.
“Este bello y evocador estandarte de la Legión de María...” (Pio XI).

“San Luis María de Montfort se ha dado
cuenta con claridad suprema de que no se debe hacer ninguna separación
entre la Virgen y el Espíritu Santo. La Legión de María ha asumido con
entera convicción su enseñanza sobre esa unión indisoluble, y por esa
razón busca afanosamente un conocimiento más profundo de la doctrina del
Espíritu Santo" (Laurentin).

Manual de la Legión de María
Página anterior - Página siguiente
|
|
|
|