De: Tu nieto

Enviado el: 24 de noviembre

Número: 16

Para: Mi abuelo

Asunto: Me preocupan mi amigo y su novia

 

¡Cuánta razón tienes en lo que dices en tu mensaje! Lo voy a leer varias veces. En las novelas y otros libros que leí, escritos en tiempos anteriores, especialmente en los del siglo XIX, he comprobado que existía el honor, el valor de la palabra, el respeto, etc.

 

Me enteré de que la novia de mi mejor amigo le pone los cuernos. Tengo pruebas. No sé qué hacer, si decírselo o no. Estoy angustiado con este asunto. Temo que, si se lo digo, pierda su amistad, porque ella lo negará y quedaré como un mentiroso que busca separarle de su novia, por envidia o por celos. ¿Qué me aconsejas? Sé que es difícil tomar una decisión. Si me callo, no soy fiel a mi amigo. Si se lo digo, lo más seguro es que se enfade y no me crea. Somos amigos desde el cole. Pienso que la chica está con él porque tiene dinero y buena posición social. El otro chico trabaja en un supermercado, pero es más guapo que mi amigo. Temo que, si mi amigo sigue con esta novia y se casa con ella, va a ser un desastre, no le hará feliz y le seguirá engañando.

 

Ahora es lo que más me preocupa. Dime lo que debo hacer, si callarme o decírselo.

 

Besos, tu nieto 

  

De: Tu abuelo

Enviado el: 27 de noviembre

Número: 17

Para: Mi nieto

Asunto: Infidelidad

 

Sí que es difícil y delicado, pero tu amigo merece saberlo, pues ahora tiene arreglo y más adelante quizá no. Confío en que las pruebas sean fidedignas, lo primero que tienes que hacer es asegurarte de que así lo sean. Según dijo Confucio: “La fidelidad no es contraria a una justa corrección”. Tú, al decírselo, eres fiel a tu amigo, estás corrigiendo su equivocación en la relación con la chica.

 

Voy a copiar un texto de los Evangelios para que te ilumine sobre la forma de resolver este asunto (ya te había dicho que los Evangelios son la auténtica “filosofía de la vida”). El texto es del Evangelio de San Mateo, 18,15-17, dice así: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano”.

 

Dice este Evangelio “has salvado a tu hermano”. Se puede entender no sólo como salvación para la eternidad, sino también como salvación de un mal.

 

En el caso de tu amigo, la que peca es la chica. Aplicando este texto, debes hablar con la ella, a solas, haciéndolo con delicadeza, humildemente y presentando la cuestión con habilidad. Puede reaccionar bien o mal, puede contarte una mentira (qué tú refutarás con las pruebas que tienes y que habías verificado), o puede que lo reconozca y te explique la situación. Si ves en ella una buena actitud, no se lo digas a tu amigo, pero si ella se muestra hostil, si mantiene la mentira y no ves señales de cambio, habla con tu amigo, pero ten mucho tacto en la forma de decírselo, haz que él vea tu fidelidad, tu deseo de hacerle un bien y comprenda tu temor al riesgo de perder su amistad. Si pierdes a tu amigo por haberle avisado, no merecía serlo.

 

Los cristianos tenemos este deber, que se llama “corrección fraterna”, fruto de la caridad y la fraternidad.

 

Muchos besos, tu abuelo



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