OVEJA PERDIDA

Que se alboroce
el cielo por la fe
de tantos que en
su día te negaron,
de aquéllos que
olvidaron sus orígenes
y Tú,
misericorde, has rescatado.

Los buscaste,
Señor, en los abismos
de la droga, del
sexo y del dinero,
en las sucias
cloacas de este mundo
infecto de
ambición y engreimiento.

Los encontraste
tristes, afligidos,
heridos por vivir
sin convicción,
sin hallar un
sentido a su existencia,
desnudos de
piedad y del amor.

Los llevaste
contigo hacia el aprisco
de las fieles
ovejas de tu reino,
a los felices
pastos anunciados,
por la mística
puerta de tu cielo.

Los ángeles
entonan aleluyas
en el concierto
azul del firmamento
y en la casa del
Padre se celebra
la fiesta por los
hijos que has absuelto.

Y a mí, Señor,
jamás permitas que
olvide tu bondad
y tu Pasión.
Como a oveja
perdida búscame
y llévame a tu
reino por tu amor.

Emma-Margarita R. A.-Valdés
email del autor:
universo@universoliterario.net
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