|
LA
MEDALLA MILAGROSA:
Los legionarios de María, en sus contactos personales
y trabajos de difusión, tienen por costumbre repartir la Medalla
Milagrosa, que debe su origen a las apariciones marianas de 1830 a
Santa Catalina Labouré, Hija de la Caridad, en la Capilla de la
Calle Bac, en París. La primera aparición tuvo lugar el 27 de
Noviembre (actualmente el día de la fiesta de la Señora de la
Medalla Milagrosa) y confió a la Santa la misión de acuñar una
medalla según el modelo que le reveló, prometiéndole: "las
personas que la lleven con confianza recibirán grandes gracias,
sobre todo si la llevan pendiente del cuello". A la vista de
las mercedes extraordinarias debidas a esta medalla, el Arzobispo
de París mandó hacer una investigación oficial, llegando a la
siguiente conclusión: "los hechos maravillosos y las Gracias
singulares que los fieles han obtenido con su confianza, parecen
verdaderamente los signos por los cuales el Cielo ha querido
confirmar la realidad de las apariciones", y el Papa Gregorio
XVI ratificó las conclusiones del Arzobispo de París. Los
acontecimientos de Lourdes confirmaron la recomendación de la
Virgen, según la declaración de Santa Bernadita (que llevaba al
cuello la Medalla Milagrosa): "la Señora de la Gruta se me
ha aparecido como está representada en la Medalla
Milagrosa". La invocación de la medalla: "Oh María sin
pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos",
movió al Papa Pio IX, en 1854, a definir el dogma de la
Inmaculada Concepción.
Los legionarios de María aprecian mucho esta medalla, tan
íntimamente ligada a la historia de la Legión. La imagen de la
Milagrosa adornó la mesa de la primera junta, sigue presidiendo
todos los actos y aparece, de forma destacada, en el estandarte.
La invocación se repite cada día en las oraciones legionarias.
El legionario es, por decirlo así, una medalla viviente, un
humilde instrumento en manos de la Virgen, para derramar sus
gracias por el mundo y, por medio del rito de su alistamiento, se
convierte en miembro de la Asociación de la Medalla Milagrosa,
sin necesidad de inscripción oficial, de esta forma queda
facultado para obtener todas las indulgencias otorgadas a esta
Asociación.
|