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JUAN ABRIÓ LAS VEREDAS Por
Como
un trueno sangriento, como
un rojo relámpago de escarcha, incide
en tu retiro la
noticia, que Herodes, el tetrarca, al
más grande nacido de mujer, a
Juan, enhiesta caña, degolló
en las mazmorras por
el ritmo sensual de la venganza.
Juan
ofreció en bandeja los
labios que anunciaron la palabra, la
cima de sus altos pensamientos, la
claridad azul de su mirada. Gritó
el nombre del Hijo e
introdujo su eco en las estancias; bajo
el vuelo feraz de la paloma proclamó
su alabanza. Juan
conquistó los lagos, se
vistió con los hilos de las aguas, roció
en el palmar frías penurias con
las gotas candentes de sus lágrimas, se
hizo nube y diluvio, océano
inmutable para el Arca, alumbró
con la llama del origen su
veloz río hambriento de bonanza.
Juan
abrió las veredas hasta
la yerma cumbre de las águilas, espiral
de gaviotas en el aire sobre
el cantil agudo de las almas. Le
atravesó la luz en
olas de abismales marejadas, con
el rayo de tu hijo, en noche oscura, el
mar Rojo anegó de espuma blanca.
Y
tú al Padre preguntas qué
fue del salto alegre en las entrañas de
tu prima Isabel, de
la especial llamada, del
mensaje del Libro de Isaías, del
bautismo en el agua... No
obtienes las respuestas. Y una vez más te postras como esclava.
Libro "Antes que la luz de la laborada, tú, María" Libros de Emma-Margarita R. A.-Valdés
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Pintor: Caravaggio
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