Del libro "VERBO y verso"
Por
Emma-Margarita R. A.-Valdés
TUS DIVINOS DONES
Permanezco a tu lado, Señor mío,
tengo hambre de tu pan, tu
Eucaristía,
necesita de ti el alma mía,
sin calor de tu Sol muero de frío.
Esparces la semilla en tu plantío
y pescas en el mar de la alegría.
Regalas pan y vino cada día,
señales de tu eterno poderío.
Hace tiempo, con panes y con peces,
poquísimos para una multitud,
saciaste el hambre de tu amor con
creces.
Escucha, mi Señor, mis pobres preces,
sáciame de tu amor en plenitud,
con tus divinos dones me enriqueces.
DERRAMAS LA TERNURA
Ten compasión de mí,
anhelo las espigas venturosas
de tu fértil sembrado
en mi tierra baldía.
Tengo hambre de tu pan,
del célico alimento de las almas.
Hoy sacias con tu Verbo
le hambruna de mi lóbrego horizonte.
Alimenta mis ansias
de ser grano en la tierra para el
fruto.
Me atrapas con tu red,
me libras de galernas terrenales
para ser el sustento
de peregrinos hacia la ciudad
donde habitas, Señor.
Las manos suplicantes
recogen la cosecha milagrosa
de la tierra regada con dolor
y del mar sosegado.
Tu generosidad
atesta los canastos infecundos
con tus divinas dádivas.
Derramas la ternura
en las almas que siguen tu camino.
TÚ SIENTES COMPASIÓN
Tú sientes compasión de nuestra noche
oscura,
del hambre de tu pan y tu palabra,
del desierto del alma, de nuestra
desventura.
Desde lejos rastreé tu real
presencia,
seguí tu paso herido, la huella de tu
cielo,
y te encontré y me sacias con tu
ciencia.
Me alimenta tu místico legado,
la gracia de la fe, tu eterna
Eucaristía,
y sé que de la muerte me has salvado.
Hoy me enrolé en tu barca, gocé tu
epifanía
y navego contigo a un nuevo puerto
donde abunda la paz y la alegría.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
email del autor:
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