La
música avivó tu recuerdo escondido
entre
luces y sombras y fulgores de estrellas,
en los
lagos azules de las noches sin huellas,
en los
montes y valles, moradas del olvido.
Y yo
corrí a tu encuentro por caminos lejanos,
galopé
sobre el tiempo, surqué el mar, la marea
del
último “te quiero”, que en el alma aletea,
y soñé
que amorosas se unieron nuestras manos.
Volamos en las nubes de rosa melodía,
nos
eleva la dicha, los fulgores dorados
de los
rayos de un sol distinto, y enlazados,
en
nuevo firmamento hallamos la alegría.
Y
paseamos juntos en ideal presente
por
las calles pobladas de apasionado amor.
Felicidad extraña, vestida de dolor
por
una lucha interna entre el sueño y la mente.
¡Qué
hermoso mi delirio! hondamente sentido.
No
quiero despertar, deseo abandonarme
en las
notas hirientes, por tu amor extenuarme
y
morir en tus brazos al ritmo revivido.
Emma-Margarita
R. A.-Valdés
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