TAN SOLO POR MI
FE
Jesús sana al
siervo de un
centurión. No
soy digno de que
entres en mi
casa: Mt 8,5-13;
Lc 7,1-10
Por Emma-Margarita R. A.-Valdés

Del libro "VERBO y verso"

 
Señor, yo no soy
digno
de que entres en
mi casa.
Mas yo te
necesito
pues tu bondad
me salva.
Limpia mi
corazón
del odio y de la
envidia
del deseo de
honor,
de ambición, de
codicia,
del malsano
egoísmo,
del ansia de
poder,
de vivir a mi
estilo
sin amor y sin
fe.
Con sólo una
palabra
darás vida a mi
cuerpo
y
la salud a mi
alma.
Yo seré tu fiel
siervo
en la paz y en
la guerra,
en dolor y
alegría,
en riqueza y
pobreza,
en lo que tú
decidas.

Mi Señor, ya soy
digno
de que entres en
mi casa,
me encomendé a
tu auxilio
y
tu eterna
palabra,
remedió mi
desvío,
tu amor me llena
el alma.
Te construyo un
castillo
en mi íntima
morada.
Tan solo por mi
fe
iluminas mi
casa.

Necesito de ti,
de tu bondad,
restaura mi alma
enferma,
mas no me siento
digno
de recibir tu
estrella en mi
negrura.
Habitaba
silencios,
recorría
paisajes de la
nada
y
se helaban
sombríos los
otoños,
cuando tu voz
llegó hasta mi
recinto.
Desperté, por tu
amor, en un
lugar
de luz y de
armonía,
de paz y de
esperanza.
Amanecieron
arpas en mi
cielo
con la azul
melodía del
perdón.
Me desnudé de
harapos de
soberbia,
me vestí de
guirnaldas
luminosas,
cantó mi corazón
un salterio
sagrado,
navegué en el
relámpago
divino,
y
me hiciste
habitante de tu
gloria.

Concédeme la
gracia
de poseer la
esencia
de la brújula
libre de
atractivos
en mis manos sin
rumbo
que requieren
maitines
celestiales.

Tu divina
energía
atiende a mis
clamores por tu
amor
y
cruza la
distancia.
Sanas mi enferma
carne
y
me limpias el
alma de
impurezas,
tan solo por mi
fe.

Emma-Margarita R. A.-Valdés

Del libro "VERBO y verso"
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