MISTERIOS
GOZOSOS
(Para recitar antes de cada Misterio
del Rosario,
bien completos o en parte)
Por
Emma Margarita R. A.- Valdés
LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS
Una virgen humilde, fiel, sencilla,
a Ti, Señor, consagra su inocencia,
y encarna en sus entrañas la presencia
del fruto celestial de tu semilla.
Elevas, en su seno, nuestra arcilla
al reino de tu eterna convivencia;
es María, con fe en tu providencia,
quién alumbra la Vida en la otra orilla
Tu
voz,
que se hace carne en feliz día,
nos llama a conocer tu voluntad
y a llevar tu mensaje de alegría.
Deseamos
seguirte y que María,
nuestra
Madre en la cruz de tu hermandad,
sea, para tu gloria, ejemplo y guía.
LA VISITACIÓN DE MARÍA A SU PRIMA
ISABEL
Eres, María, amor y sacrificio,
por Isabel nos muestras tu amistad,
la gracia de tu generosidad,
el don de mansedumbre y de servicio.
Tu cuerpo es el Sagrario, el edificio
que abriga a la inmortal divinidad,
y agradeces al Padre la bondad
de hacer de ti, su esclava, el ser propicio
Venga
siempre en tu dulce compañía
la
Palabra de
Dios,
nuestro Señor,
y
resuene en las almas
su armonía.
¡Visita
nuestro hogar,
Virgen María!.
¡Acércanos
a tu hijo, el Redentor,
cólmanos
de tu fe y tu valentía!.
EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS
Vienes al mundo, Rey de tierra y cielo,
en modesto pesebre, en la pobreza,
a conquistar la espiritual riqueza
que elevará a los hombres de este suelo.
Es tu vida el deífico modelo
para hacer humildad de la grandeza,
de la debilidad, la fortaleza,
y del dolor, el gozo de tu vuelo.
En Belén
amanece tu misión
con el
Sol de bondad y de clemencia
que
ilumina la senda del perdón.
Te
ofrecemos por cuna el corazón.
¡Llénalo,
Niño-Dios, con tu presencia
para
hacer de la vida una oración!.
LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO
En el Templo de Dios estás, María,
y presentas a tu hijo al Creador,
es el Hijo nacido por su amor
y, en el altar del mundo, Eucaristía
Se cumple la divina profecía
y te anuncian la espada del dolor,
la humana redención por el pastor
de la gloria, en Calvario de agonía
Somos, Señor,
los hijos desterrados
del templo de la luz y de la paz,
paraíso al que fuimos destinados.
Con la cruz del dolor purificados,
alcanzaremos la felicidad
porque en María estamos liberados.
EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO
Eres Hijo de Dios y es tu destino
la morada del Padre universal,
el hogar de tu espíritu inmortal
donde Tú eres Verdad, Vida y Camino.
Habitas en el templo en pan y en vino,
y permaneces fiel hasta el final;
limpias el alma en pila bautismal
y el cuerpo es catedral del Ser divino.
Por la tortuosa ruta de la vida
nos hemos desviado
tantas veces
que llevamos la esencia malherida.
Apiádate,
Señor, de la afligida
humanidad que eleva a Ti sus preces
y en el templo será en Ti renacida.
Emma Margarita R. A.- Valdés Reservados todos los Derechos de Autor.
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