REGRESARÁ
LA PIEDRA
Cuando vengan los
falsos pregoneros
a anunciar el
final
suplantando al que
reina sobre el tiempo.



Cuando anuncien la
guerra de los mundos
sobre la tierra
hostil
y permanezcan
árboles sin fruto.



Cuando se
enfrenten reinos sin corona,
sin vasallos ni
hacienda,
en los campos
sembrados con deshonra.



Cuando la piedra
caiga sobre el barro
de templos
derruidos
y la luz se
detenga en sus estrados.



Cuando el hambre y
la sed de las naciones
se instale sobre
el suelo
y en la entraña
vacía de los hombres.



Cuando llegue el
momento en que se cumpla
la señal
anunciada,
te ruego, mi
Señor, que no sucumba.



Si entonamos los
salmos olvidados,
regresará la
piedra
a los templos
refugio de los náufragos.



Y tú nos mostrarás
la luz sagrada,
por el camino
estrecho
que lleva al
templo eterno de tu casa.
Y TÚ VENDRÁS
Yo no sé cómo y cuando
el polvo será el templo de la piedra
en los nuevos vergeles.
Yo no sé
cuándo caerán las hojas milenarias
presagiando el final.
No sé si en la noche de los tiempos
se hará la luz
en ventanas abiertas
a la mañana.
No sé si encontraré
la señal de los días venideros
en fuego, aire, agua y tierra.



La guerra de los reinos
no turbará mi paz por mi esperanza
en verte regresar.
No temo al terminal alumbramiento,
de tierra incólume.
No temo a las tormentas si tú vienes
en ráfagas de viento y tempestades.
Te buscaré en las olas,
en la arena de playas sosegadas,
en la orilla, en la espuma luminosa,
en restos de naufragios,
en alas de gaviotas pasajeras.



Y tú vendrás
sobre las nubes blancas
a recoger los frutos madurados,
en el divino templo,
al calor de la fe.

Emma-Margarita R. A.-Valdés
email del autor:
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