Por
el azul del cielo, por el agua,
se
llega a Galilea, a tu palabra,
al
templo de tu luz,
al
cálido fulgor de tu llamada.
Sobre
la oscuridad de las mareas
como
la espuma blanca, tu palabra;
en
la penumbra roja de la sangre,
tu
palabra;
en
la orfandad del sol de medianoche,
tu
palabra;
como
un rayo inflamado en la verdad,
tu
palabra.

Gime
el hombre preguntas ancestrales,
soliloquios
sonámbulos de lunas,
vértigos
de azoteas minerales,
ventisqueros
helados por la duda,
holocaustos
de antorchas infernales.
Desde
el frío marjal de su destierro
cruza
el aire una voz:
"¿Qué
hay entre tú y nosotros, Nazareno?.
Tú
eres el Santo Dios.
¿Has
venido a perdernos?".
Con
tu sagrado fuego de volcanes
abrasas
en amor las alboradas,
desencadenas
viejos huracanes,
agitas
las raíces de las almas
y
arrojas, de esta voz, los alacranes.

Por
el azul del mar, sobre tu barca,
se
llega a Galilea, a tu palabra,
al
templo del bautismo,
al
reino celestial, a tu morada.
Sobre
la sequedad de las estepas
como
un fresco rocío, tu palabra;
en
el lago de lágrimas cautivas,
tu
palabra;
en
la humedad ardiente del desierto,
tu
palabra;
como
un nuevo diluvio redentor,
tu
palabra.

Por
el azul tañido de campanas
se
llega a Galilea, a tu palabra,
al
templo de tu voz,
al
concierto final de blancas alas.
¡Sobre
el poder mortal de la traición
triunfa
la majestad de tu palabra!
 
Emma-Margarita
R. A.-Valdés
Del
libro "Versos
de amor y gloria"
Biblioteca
de Autores Cristianos (BAC)
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