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AQUELLA FLOR
Por
La flor de una amistad leal, sincera, prendiste en mí, con mágica ternura, y en tus ojos reinaba tal dulzura que en germen malograste una quimera.
Tu decisión, simpática, certera, ya realzó a mi vista tu hermosura, eras tú, con la flor, imagen pura de una bella y fragante primavera.
El encanto de una hora primorosa tiene un matiz etéreo e imborrable que denuncia la loca fantasía.
Nuestra flor, perfumada y deliciosa, es algo real, sublime y memorable, que perpetúa tan hermoso día.
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Pintor: George Frederic Watts
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