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UNA SOLA OFRENDA (Hch 10,6-18; Sal 50; Lc, 15,1-3.11-32, Mt, 18,12-15; Lc, 15,4-7)
Por
Me
has abierto la entrada al Santuario,
tras
la cortina inicio mi camino,
con
tu agua purifico mis pecados,
no
pides oblación y sacrificio.
Sólo
traigo mi pena y mi dolor,
mi
pesar por haberte abandonado,
por
el tiempo perdido en la ilusión
de
encontrar en el mundo mi remanso.
Mi
ofrenda del dolor no la desprecias
porque
me forja libre y trascendente.
¡Enalba
mis sentidos, mi conciencia,
y
viviré en tu reino con mi muerte!.
Aquí
estoy para hacer tu voluntad,
para
darte los frutos de mi vida.
¡Vacíame
en el molde de tu altar,
en
el ritual sagrado de tu Misa!.
Llevaré
por la tierra tu mensaje,
lucharé
contra el sequito infernal,
cantaré
tu alabanza por los mares y seré un siervo digno de tu paz.
Del libro "Versos de amor y gloria" Biblioteca de Autores Cristianos (BAC)
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Pintor: Philippe de Champaigne
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