NACIENDO AL MORIR
Por
Sería
quizá hermoso ir hacia atrás viviendo,
como
alma que navega en proceloso mar
y
arriba a edén eterno. Así, al nacer muriendo,
la
travesía humana suavemente acabar.
Vejez,
promesa firme de cuerpo floreciendo,
exaltada
emoción por quién hemos de amar;
amor,
ascua de esencia, que rejuveneciendo,
será
pasión ardiente, ¡no puede fracasar!.
Encuentro
con los padres, dulce surco marcado,
gozosa
adolescencia, periodo idolatrado,
y
jugando llegar al final del camino.
Anidarse
en el seno de la madre, arropado
con
calor de su carne y, en largo viaje alado,
unir
el alma a Dios en el soplo divino.
Emma-Margarita
R. A.-Valdés
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