LOS
TALENTOS
Yo
sé que he recibido lo que soy
y
sé también que vivo día a día.
Hay
algo en mi interior que me reclama
el
precio de mi ser y de mi vida.

Parábolas
de reyes y de haciendas
susurran
el misterio.
No
ocultaré en silencios la llamada
y
pagaré mi precio.

Yo
sé que hay una voz en mis latidos
y
puedo interpretarla.
Hay
algo inmaterial que me habla y dicta
el
texto de mis páginas.

Es
sólo amor lo que la voz requiere,
el
amor a la tierra, al hombre, al cielo,
el
amor que acrecienta y que libera,
el
amor que es la vida estando muerto.

SOY TU HUMILDE VASALLO

No he seguido, a su tiempo,
las huellas de tus pasos en mi mente;
no he alumbrado mi senda con tu luz;
no me he purificado
con el agua de Vida;
no he degustado el vino
de la alegría eterna de tu vid,
ni el pan de tu trigal.
No incrementé los dones,
dilapidé tu hacienda
en el secano estéril de mi espíritu.

Ahora busco tu rostro,
un minúsculo trazo de tu imagen.
Ansío ver tu brillo
en la sombra de mi orfandad oscura.
En las ondas melódicas
escucho los reflejos de tu voz
y en las playas silentes,
las olas de tu océano infinito.
En tabernas siniestras
me guarezco a la espera de tu néctar.

Me das el reino
y en mi alma vibra el eco de tus pasos
cruzando la espesura de mi mente.
Me das la luz
desde espejos lejanos en el tiempo
que repiten tu imagen.
Me das el agua,
un mar de ríos vagabundos, tristes,
que en tu océano encuentran su razón.
Me das el vino,
me embriaga los sentidos con su aroma,
su olor a expiación.

Triplicaré tus dádivas
por las calles angostas del mutismo
llevando tu Palabra.

¡Reina sobre mi aliento!,
eres el Rey del cielo y de la tierra.
Soy tu humilde vasallo.
CONFÍO EN TU BONDAD

No quise acrecentar
los talentos que por amor me diste.
Me apropié de tu hacienda
y no te ofrecí el fruto que pediste.

Soy infiel servidor,
no merezco perdón por mi pecado,
acepto tu justicia,
la pena que en verdad he cosechado.

Deseo que tú reines
sobre mi pobre vida terrenal,
regresa a mi morada,
rocíame con agua bautismal.

Haré que fructifique
tu divina palabra en este mundo,
seré tu siervo fiel
me entregaré con un amor profundo.

Escucha mi plegaria
sale de un corazón arrepentido,
confío en tu bondad
pues por mi salvación has padecido.

Emma-Margarita
R. A.-Valdés
email del autor:
universo@universoliterario.net


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