HAY PAZ AL FINAL DEL INFIERNO

(Lc 23,43)

 

Por

Emma-Margarita R. A.-Valdés

 

 

  

 

 Hay una rubia playa

al final del océano;

la brutal marejada,

el oleaje gris,

lamerá suavemente

sus arenas doradas.

 

 

 

Hay un tranquilo valle

al pie de la montaña;

esos riscos salvajes,

secos, deshabitados,

serán lecho en el césped

donde la flor renace.

 

 

 

Hay un cálido lago

entre cimas heladas;

la nieve, frío andrajo

del inhóspito invierno,

bajará transparente

hacia el postrer remanso.

 

 

 

Hay un bello arcoíris

de múltiples colores;

la tormenta que gime

entre luces y sombras

cesará en el oriente

de sus lágrimas tristes.

 

 

 

Hay una paz eterna

al final del infierno;

el dolor de la senda

cuando el alma despierte

será paz y alegría

en la materia absuelta.

 

 

Emma-Margarita R. A.-Valdés

 

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