ENSOÑACIÓN

 

Por

Emma-Margarita R. A.-Valdés

     

 

 

Si en la noche profunda de mi estancia

brilla tu aurora eterna en mi horizonte,

abriré a Ti mis puertas y ventanas,

gozaré del paisaje de tus montes;

si los muros atávicos se rompen

con los golpes del pulso de mis venas,

descubriré el misterio de tu nombre,

seré libre de mitos y entelequias.

 

Volarán mis palomas a tu encuentro

por valles del perdón y del olvido,

cruzarán los caminos de tu cielo

en busca de su auténtico destino;

despertarán mis pájaros dormidos

en el rincón agudo de mi celda,

agitarán sus alas al divino

vendaval del amor y de la ciencia.

 

Las esclusas del tiempo se abrirán

a tu paz, con caricias contenidas,

un río de horas nuevas correrá

por el lecho insondable de mi herida;

los desiertos del hambre y de la ira

serán verdes oasis; con laureles

trenzaré las coronas sensitivas

que ceñirán la orilla de mis sienes.

 

Brotarán manantiales de bonanza

en mi agostada tierra de secano,

renacerán antiguas flores blancas

y será primavera todo el año;

renovaré el bautismo de iniciado

en las primeras aguas de la vida,

regaré tus raíces con mi llanto

por tus brazos en cruz, por tu agonía.

 

Mi oración cotidiana de alma y cuerpo

hoy grita inútilmente en el vacío,

mañana será voz en el silencio

esta cadencia triste de mi espíritu:

¡Bello ser ideal, sueño escondido,

ánfora del amor, dulce armonía,

éxtasis, plenitud, sagrado amigo,

paraíso de luz, eucaristía!.

 

Está sorda la noche por la niebla

del pasado velando sobre el pecho,

tu amanecer vendrá sobre mi esfera,

se abrirá mi azahar bajo tu aliento;

un latido incesante cuenta el tiempo

para el momento cumbre de la alianza,

la mirada cabalga el universo

sobre mi inmaterial cordón de plata.

 

Yo soy fulgor efímero del rayo

en el umbral sonoro de la angustia,

soy pasajero en un navío extraño,

navegante del miedo y de la duda;

Tú eres camino recto en la espesura

hacia el confín vital del firmamento,

eres mi timonel, lucero y brújula,

orientas el delirio de mi vértigo.

 

Ven antes de que el frío hiele el fruto,

antes de que se acabe tu maná,

ven para esclarecer mi lado oculto,

destruye mi ficción con tu verdad,

siembra arena de estrellas en mi mar,

recoge las espigas de mis campos,

haz de mí levadura de tu pan,

llena de luz y sal mis vacuas manos.

 

No habrá años, ni minutos, ni segundos,

la eternidad eternamente nuestra,

no habrá ni un tú ni un yo en el crepúsculo,

unirás, al final, alfa y omega.

Danzaré por la ruta de tu estela

hasta abrazar tus ramas de árbol recio,

celebraré mi boda, la promesa,

en el místico altar de tu evangelio.

 

Emma-Margarita R. A.-Valdés

 

Del libro “Versos de amor y gloria"

Biblioteca de Autores Cristianos (BAC)

 

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