EL HIJO PRÓDIGO
Yo pequé contra el cielo y contra ti,
ya no merezco ser un hijo tuyo,
me fui a buscar la gloria y me perdí,
mi dolor es lo único que arguyo,
me arrepiento del mal que cometí
por dejarme llevar por el orgullo.
Quiero ser uno más de tus sirvientes,
acogerme a tu amor, tu caridad,
que mi pesar y mi dolor ahuyentes
en los brazos de tu ínclita bondad.
Me vistes con la seda del cariño,
un novillo cebado sacrificas.
Me siento como entonces, como un niño
por el caudal de amor que me dedicas.
Me libras de mi humano desaliño
y mis grandes errores justificas.
EL HIJO MAYOR
Eres, padre, generoso,
con el que te abandonó
A tu lado he estado yo
como siervo silencioso.
Y mi hermano, caprichoso,
un día de aquí partió.
No digas que soy celoso,
me duele porque te hirió.
También debo perdonar
al hermano arrepentido
y su dicha no envidiar.
Enterraré en el olvido
lo que me causó penar.
Hoy mi hermano es bienvenido.
¡PERDÓNAME, SEÑOR, PORQUE HE PECADO!
¡Perdóname, Señor, porque he pecado!
Fui infiel en el amor y en el
trabajo,
No obedecí, fui terco, fui obstinado,
yo me alejé de ti, la orgía me
atrajo,
con su pompa y sus fiestas me
distrajo
y me olvidé de la única Verdad.
Caí en el pecado, en el abismo,
en las redes tejidas con maldad,
fui reo de mi orgullo y mi egoísmo
Hoy vengo avergonzado de mí mismo.
¡Perdóname, Señor, porque he pecado!
confío en tu bondad y en tu perdón.
Soy culpable, merezco ser juzgado.
Me duele el alma y llora el corazón.
Arrepentido ruego compasión.
Tu generosidad, Señor, me llena
de gozo por haberme recibido,
por librarme de mi fatal condena,
por sentirme en tu casa bienvenido
y encontrarme en tus brazos acogido.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
email del autor:
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