DIEZ CUERPOS
Mi cuerpo revestido de miseria,
por haber desoído tus palabras,
suplica quedar limpio de impurezas
y
a tu misericordia se consagra.

Regresará mi cuerpo fiel, incólume,
a
decir ¡gloria a Dios en las alturas!,
que tú eres el Señor de los señores
y
que por ti encontró paz y ventura.

Fuimos diez los salvados por tu gesto,
diez cuerpos que disfrutan de la vida,
uno solo aceptó tus mandamientos
y
nueve emprenderán sendas distintas.

El cuerpo, que es la cárcel de las almas,
resplandece con tu fulgor divino.
Colmado de tu luz y de tu gracia
habitará en tu eterno paraíso.
TE
GLORIFICARÉ EN LA PAZ DEL ALMA
Te pido compasión por mi abandono
en manos de este mundo,
por mancharme con tantas inmundicias,
por mi orgullo vacío de verdad, de
valor,
por revestirme de odio a tu doctrina
y por otras ruindades profanas que
detesto.
Mi cuerpo hiede a muerte.

Hoy te pido, Señor, limpies mi
espíritu
de soberbia, de orgullo y vanidad,
concédeme gozar de tu palabra viva
y mi carne se vestirá de luz.

Perseguiré tus pasos
por el mar, el desierto, aldeas y
ciudades,
te glorificaré en la paz del alma
que tú limpiaste en místico
holocausto.
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