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No atesorar riquezas terrenas: Lc
12,13-34
Del libro "VERBO y verso"
Por
Emma-Margarita R. A.-Valdés
Por:
Emma-Margarita
R. A.-Valdés
EL COFRE DEL TESORO
Iníciame, Señor,
en tu eterna verdad
y, en el sendero gris de
la renuncia,
abre la vía azul de la
existencia.
Inmolo mi avaricia
en el ara de tu divino
altar.
Atesoré riquezas
transitorias
en el arca del mundo.
El viento de la noche
arrasó los volátiles
tesoros.
Dame las fuertes alas
de los pájaros vírgenes
para acercarme al cielo.
Vísteme como un lirio de
tu campo
y seré un potentado ante
tus ojos.
Concédeme el impulso
de las olas del mar
y rómpeme en espuma,
contra las rocas de la
soberbia,
hasta horadar su mole.
Fórjame generoso con tus
hijos,
altruista, servicial.
Haz de mi corazón
el cofre del tesoro que
Tú quieres.
OLVIDARÉ SUEÑOS VANOS
No dejes que la corriente
de ambición y de codicia
me ahogue en la
inmundicia
que infecunda la simiente
de una fe pura y
ardiente.
En este mundo sombrío
adoramos la riqueza,
despreciamos la pobreza
con el corazón vacío
y nuestro libre albedrío.
En tus poderosas manos
pongo mi arrepentimiento
y vestiré al harapiento,
seré el pan de mis
hermanos,
y olvidaré sueños vanos.
No me dejes a mi suerte,
enciende en mí tus
albores.
Tú, el amor de mis
amores,
innóvame fiel y fuerte
mientras voy hacia la
muerte.
Emma-Margarita
R. A.-Valdés
email del autor:
universo@universoliterario.net
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