CADENAS COTIDIANAS

Por

Emma-Margarita R. A.-Valdés


Se extienden las cadenas cotidianas

hasta la selva verde, original,

y atrapan, con metálicas lianas,

la libertad desnuda, virginal.

Monótono latido de eslabones

en la rama cautiva del temor,

forjada esclavitud, legislaciones,

que aprisionan al genio creador.

 

Milenios de cadenas cotidianas

arrastran celestiales melodías,

el concierto feliz de islas lejanas

perdidas por angustias y agonías.

Los cerezos en flor visten sus galas,

blanco y rosa en el aire para el fruto,

se engalanan con plumas viejas alas

al deseo de huir de duelo y luto.

 

Grilletes con cadenas cotidianas

aprisionan el mundo de la idea,

encierran el fulgor de las mañanas

en la mazmorra gris de la tarea.

Muy lejos de la luz, bajo el manzano

que cubrió con su sombra los destinos,

la entelequia reclama al ser humano

que tejió su corona en los espinos.

 

Emma-Margarita R. A.-Valdés               


                   

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