¿RESPETAR?
El
verbo "respetar" está muy
manipulado hoy día, y es utilizado por
mucha gente con una total “falta de
respeto”. Incluso entre los católicos
más comprometidos. Dicen: “hay que
respetar la libertad”. ¿Qué
libertad? ¿el libertinaje, la
impudicia, la obscenidad, la
deshonestidad, la promiscuidad sexual,
el asesinato (terrorismo, aborto, píldora
del día después, eutanasia), el amor
libre, el divorcio, los matrimonios de homosexuales y su adopción
de niños, la prostitución, el
vicio, la perversión, el estatismo, la
masonería, el satanismo, las sectas,
la corrupción, la codicia, el laicismo, el ateísmo, los programas
basura de la televisión, el
escándalo...)
En
los últimos años se ha producido un
enfriamiento religioso brutal, alentado
por algunos medios de comunicación, políticos,
instituciones secretas, otras menos
secretas... , y por la inactividad, la
pasividad, el pasotismo de los católicos,
de los católicos de a pie, que no han
declarado con firmeza serena, con energía,
su rechazo, utilizando cualquier medio público
o legal a su alcance, prensa, radio,
etc., incluso telefónicamente llamando
a los medios de comunicación para
manifestar su protesta.
Los
jóvenes, con
los planes de estudio actuales,
sufren un “analfabetismo funcional”
aterrador que no les permite crecer como
persona y tiene lamentables
consecuencias (alcoholismo, droga,
desorden sexual, etc.). De esto ha
surgido un grave "analfabetismo
moral". Hoy, ser católico no da
relumbre. Los valores cristianos son
motivo de chanza pública. Incluso la
conciencia natural es cuestionada en
algunos foros radicales. Los prejuicios
contra los valores religiosos y éticos
están creando una generación de
"analfabetos morales". Y esto
es muy peligroso.
Se
habla constantemente de libertad de
expresión, sin pensar que sin un bien
entendido respeto esa libertad se
vulnera. No se puede ejercer legítimamente
si no se apoya en el conocimiento de la
materia. Hoy cualquiera
"opina" de cualquier cosa y
como resultado sólo se escuchan auténticas
barbaridades que, para colmo, son
aceptadas socialmente como verdades
indiscutibles, sobre todo si las dice
algún personajillo de cierta aceptación
pública. La
tolerancia no es aceptar o permanecer
indiferente a lo que es intolerable.
No existe oposición por parte de los
católicos, si hay alguna es muy débil,
muy “respetuosa”.
En
este ambiente de relajación moral, no
es de extrañar que nos encontremos con
personas, que se dicen creyentes y
practicantes, poseídas de
un miedo pavoroso a contrariar a
esta clase de sociedad sin valores.
Temen destacarse en la defensa de su débil
fe y ser proscritas por su entorno, en
su trabajo y por sus amigos. Quisieran
hacer algo pero no pueden porque su
nefasto pánico les ata las manos y el
criterio, y optan por hacer precisamente
lo que no se debe hacer, navegar entre
dos aguas, escudándose, para no dar la
cara, en argumentos tan falsos como
los del "respeto", la
“tolerancia” y la
"libertad", por mal
entendidos. En realidad son personas que
se conforman con su mediocridad, incapaces
de dar un testimonio real, auténtico y
público, son como conejos asustados que
sacan la cabeza fuera de su madriguera
pero que al menor ruido la esconden presurosos
para que nadie los vea. Son los
cristianos que duermen, la gente que,
como en la parábola de Jesús del trigo
y la cizaña, dormía mientras el
enemigo salía al campo y sembraba la
cizaña. ¡Cuidado! Porque esto es muy
grave. Dormir es muy grave y Dios, con
seguridad, pedirá muchas
responsabilidades.
El
legado del cristianismo en la civilización
occidental ha producido un gran progreso
cultural, social, político, económico,
etc. y constituye una tradición
necesaria para permanecer en nuestra
identidad. Sus propuestas son: el amor,
el valor de la persona y de su vida, la
igualdad de todos los seres, la familia
y la sexualidad plena, la fidelidad, la
castidad, la bondad, la generosidad, la
caridad, la fraternidad, la solidaridad,
la paz, la defensa de los valores
morales, la honradez, la dignidad de la
mujer, el trabajo responsable, la
propiedad, la libertad, la dimensión
espiritual del ser humano, etc. En
resumen, las enseñanzas de los
Evangelios y el ejemplo de Cristo.
Despertemos.
Mantengámonos firmes “como una
roca”.
Luchemos contra las
ideologías demoledoras que rompen la
armonía de las personas y de los
pueblos. Si se sigue a Jesús
hay que denunciar, y no callar, como
hizo Él con los fariseos, los
mercaderes del templo, etc. Sabía que
le matarían por su testimonio, pero
siguió adelante hasta la cruz. También
Juan el Bautista fue un claro ejemplo de
comportamiento, de no respetar las
conveniencias sociales, aunque conocía
el peligro de sus afirmaciones. De igual
forma actuaron Pedro, Pablo y muchos mártires.
Cristo dijo que vomitaba a los tibios.
Seamos
auténticos católicos y no respetemos
lo irrespetable, lo que atenta contra
los principios religiosos y morales,
tanto en el orden particular como en el
estatal. Levantemos nuestra voz, movilicémonos,
alcémonos, denunciemos, llevemos la
Palabra a la sociedad actual, seamos
realmente luz, sal y levadura.


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