DAS A TU HIJO EL ÚLTIMO ABRAZO
Por
Emma-Margarita R. A.-Valdés
Esperas el cadáver de tu hijo
amortajado ya con sangre y
agua,
envuelto en el temblor del
mundo antiguo,
celado por el velo de la
Alianza.
Tú aguardas aterida,
mientras cruzan tu mente las
espadas
contemplando
su cabeza inclinada,
sus manos extendidas a la
muerte
y su carne seráfica
macilenta,
y la orfandad del labio sin
parábolas.
En tu glaciar exhaustas golondrinas
quieren abrir sus alas
y elevarse.
Mujer-Madre te ha hecho, tus
entrañas
parirán con dolor al hombre
nuevo
que nacerá mañana,
y tienes que vivir sobre la
tierra
hasta que la semilla este
granada.
Desenclavan a tu hijo.
Presurosa te lanzas y le
abrazas.
Su rigidez helada te conmueve,
te haces llama,
se subleva el volcán de tu
dulzura
y el fuego por tus besos se
derrama.
Apoyada tu frente en sus
cabellos
gimes la última nana.
Un suspiro de incienso, un
aleluya,
un inconsciente hosanna
se
escapa por jirones del relámpago
que te abrasa.
José de Arimatea, con permiso
que Pilatos le dio sin pedir
nada,
va a enterrar a tu hijo en su
sepulcro,
compró una nueva sábana,
y Nicodemo trae una mixtura
de mirra y áloe, para la
mortaja.
Con el cortejo fúnebre
te llevan a la tumba, una
cueva cercana.
Su cuerpo yerto, exánime,
han vendado con fajas
impregnadas
en la olorosa mezcla.
Respetuosos lo envuelven en la
sábana.
Por la abertura baja y estrechísima
pasas de la antecámara
al lugar de su solitario
lecho,
donde un banco de piedra frío
y gris le esperaba.
Le tienden sobre él, su bello
rostro
cubren con una tela fina y
blanca,
el sudario.
Te vence el desconsuelo y te
abalanzas
sintiéndote morir.
Te pesa el alma,
se aferra a la reliquia del
amado,
en Él está su casa.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
Esta poesía, en mp3, recitada por la autora
Del
libro "Antes
que la luz de la alborada, tú, María"
Libros de Emma-Margarita R. A.-Valdés
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