Un temblor visceral, afán interminable,
me sacude, me enferma.
No existe posesión ni excitante acicate
que al final no raheza.
No alimenta la adárgama, no sacia la zahora,
no logro la atafea,
me invade la haronía y, en doliente memoria,
los recuerdos alheñan.
Reclino mi cabeza sobre el lecho de púrpura,
busco la irrealidad de hacer de dos un cuerpo,
las caricias, erráticas, mueren como el nenúfar
y mi carne es nagüela de un jinete del viento.
Asciendo hasta la cima de poder y riqueza,
la alcancía no calma mis humanos anhelos,
sólo encuentro el vacío llenando mis acequias
y, en la aridez del alma, crece el temor, el miedo.
Velada en mi almajar padezco la tortura
de ser jorfe de lágrimas,
cuando suenan las notas de una canción oculta
en nidos de mis águilas.
Me sorprende la cábala y encuentro ese camino
que acaba en la Verdad,
a descubrir tu nafa escondida en mi espíritu,
a vivir con tu paz.
Emma Margarita R.A.-Valdés
Del libro: "Algarabía"
Editorial: Obra Social y Cultural de Cajasur.
Prohibida su reproducción sin expreso consentimiento.
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